Por: Erika Sáenz. Commercial Manager de International Line
Uruguay se ha consolidado como un hub logístico regional muy atractivo, especialmente para empresas chilenas, gracias a una combinación de factores estratégicos: su ubicación entre Brasil y Argentina, un sistema de zonas francas eficiente y una infraestructura portuaria de primer nivel con operación 24/7.
A eso se suma su reconocida estabilidad jurídica y política, que brinda seguridad para las inversiones y facilita operaciones regionales con alto valor agregado. Además, entrega beneficios fiscales que permiten a las empresas mantener stock de inventarios por tiempo indefinido.
Desde nuestro sector, vemos cómo cada vez más compañías chilenas apuestan por Uruguay como plataforma para optimizar su logística y proyectarse hacia el Cono Sur y mercados extrarregionales.
Uno de los sectores más representativos de este ecosistema es el farmacéutico, con zonas francas especializadas, como el Parque de las Ciencias, que concentra laboratorios internacionales y operaciones de almacenamiento, reetiquetado y distribución bajo los más altos estándares de calidad y trazabilidad.
Ello, junto con la calidad del talento técnico local, permite que Uruguay abastezca eficientemente a países como Argentina, Brasil, Paraguay y Chile. Adicionalmente, sectores como la agroindustria, biotecnología, celulosa, tecnología y logística avanzada refuerzan el posicionamiento del país como un centro logístico confiable, competitivo y con una clara visión internacional.
Así, las empresas de logística chilenas tienen una gran oportunidad estratégica para integrarse y potenciar el ecosistema logístico regional usando a Uruguay como plataforma. Su rol puede enfocarse en varios frentes clave:
Conectividad y complementariedad: Actuar como nexo entre los flujos de carga desde/hacia Chile y el hub uruguayo, ofreciendo soluciones door-to-door que integren eficientemente la logística marítima, terrestre y aérea entre ambos países y el resto del Cono Sur.
Servicios de valor agregado: Asociarse o establecer operaciones en zonas francas uruguayas para ofrecer servicios de reempaque, etiquetado, control de calidad, consolidación/desconsolidación de carga, entre otros. Esto es particularmente atractivo para industrias reguladas como la farmacéutica o alimentos.
Gestión regional de inventarios: Implementar soluciones de supply chain que permitan a sus clientes mantener stock en Uruguay y abastecer bajo demanda a mercados como Brasil o Argentina, con menores costos y mayor flexibilidad que desde Chile.
Alianzas estratégicas y presencia local: Establecer alianzas con operadores logísticos uruguayos o abrir filiales locales para aprovechar la infraestructura, incentivos fiscales y know-how técnico del país.
Desarrollo tecnológico: Incorporar plataformas de trazabilidad, visibilidad en tiempo real y automatización, que son valoradas en sectores como el farmacéutico, biotecnológico y tecnológico.
Asesoría y expansión comercial: Apoyar a sus clientes chilenos en su expansión regional, actuando como consultores logísticos que integran visión estratégica, normativa y operativa con base en Uruguay.
En definitiva, el rol de las empresas logísticas chilenas debería ser pasar de operadores locales a articuladores regionales, posicionándose como actores clave en una red logística sudamericana más integrada, competitiva y resiliente.
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