[Opinión] Sin los y las jóvenes, nunca más

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Por: Rafael Pizarro. Académico de Administración Pública de UTEM


Al referirnos a los y las jóvenes en política, es muy complejo contrarrestar el discurso predominante que apunta a la lejanía de los mismos con la participación activa y electoral en dichos procesos, no obstante, a este discurso es relevante agregar la importancia de la participación de dicho grupo etáreo. La participación electoral mayoritaria nos entrega una legitimidad superior a la acción del Estado, la decisiones públicas y acción de las autoridades electas.

En esta búsqueda de mayor legitimidad electoral, los y las jóvenes son fundamentales. Al respecto, las últimas elecciones de alcaldes/as nos demuestran la confianza que la ciudadanía entrega a los y las jóvenes para conducir los municipios, reflejado en los casos de Maipú, Ñuñoa, Santiago, San Joaquín y Viña del Mar, entre otros.

Así también, la participación electoral de los y las jóvenes en las elecciones del plebiscito de entrada de la nueva constitución y en la elección de los y las constituyentes, mostró un quiebre en la tendencia de menor participación juvenil.

Hoy los y las jóvenes podrían participar más y mantener esta tendencia positiva, influyendo de manera importante en los resultados de los procesos electorales.

Pero cuáles son los factores que podrían favorecer esta participación de los y las jóvenes. Una primera aproximación es la mayor competitividad de los procesos, pues la capacidad de reemplazo y recambio inciden en la competitividad de las elecciones y esta situación puede hacer más atractiva su participación. También la facilidad de inscripción de candidatos/as o, dicho de otro modo, la eliminación de barreras de entrada para la participación de candidatos/as, provenientes de formas de organización civil diferente a los partidos, lo que entrega mayores posibilidades de participación activa de jóvenes.

Por otro lado, la incorporación de mecanismos de ajustes al proceso electoral, como la paridad, corrige las desigualdades y aumenta las posibilidades de incorporación de otras figuras en la política. Finalmente, la posibilidad de financiamiento de las campañas electorales a grupos independientes, permite a organizaciones territoriales, ambientalistas o movimientos sociales participar en mejores condiciones.

Por ello, las medidas de inclusión, eliminación de barreras y medidas correctivas que incorporen a diversos sectores, son tierra fértil para mantener y mejorar la participación política y electoral de los y las jóvenes de nuestro país, lo cual es necesario en política y, sobre todo, para un Chile inclusivo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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