[Opinión] Masonería y Crisis Ética en Chile

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Por: Carlos Cantero O. Geógrafo, Master y Doctor en Sociología. Académico, Conferencista y Pensador Laico chileno. Estudia la Sociedad  Digital y la Gestión del Conocimiento.  Fue Alcalde, Diputado, Senador y Vicepresidente del Senado de Chile


Los usos y costumbres actuales clasifican las instituciones según su grado de exposición frente a la sociedad, existen instituciones secretas conocidas exclusivamente por sus miembros, sin que entreguen información ni dispongan de página web; están las instituciones abiertas, que exhiben toda su información sin restricción; y están aquellas que se denominan discretas.

Una institución discreta es aquella que gestiona con discreción sus actividades y conocimientos, que guarda reserva sobre su intimidad (institucional o familiar), aquello que no es necesario ventilar ante los demás.  El carácter discreto de una institución es un estilo de gestión alejada de la auto-exposición, de lo indiscreto, inoportuno, imprudente, exhibicionista o extrovertido, tan propio de la sociedad actual, que además es inmediatista y muy sesgada a la opinión emocional. Es el respeto a lo íntimo (personal o institucional) que despierta curiosidad y morbo.

La Masonería es una institución discreta, aunque hay quienes insisten en calificarla como institución secreta, cuestionando incluso sus métodos e intenciones, promoviendo teorías compirativas. Habitualmente las personas que lo hacen muestran ignorancia, opinan sin antecedentes fundados, muchas veces sobre la base de prejuicios, señalando intenciones que nada tienen que ver con la realidad.

Por cierto, actuaciones (antojadizas) que normalmente otorgan a quien las emite un alto protagonismo, exhibicionismo mediático, en el ambiente de impunidad que rodea a la televisión. Una actitud que más allá del compromiso con la verdad es funcional al raiting, la captura de atención y exacerbación del ánimo de la audiencia, para el interés de esa persona, programa o medio.

La Masonería es una institución ética, filosófica e iniciatica, sus miembros dedican sus esfuerzos a la comprensión y promoción de principios y valores de valides universal, a la superación personal, la elevación de su consciencia, a ejercer su libertad de credo y pensamiento, alejados de dogmas de cualquier naturaleza.  El carácter conspirativo no está entre sus intereses, de hecho está prohibido el proselitismo religioso y político, lo que se respeta estrictamente, temas que quedan reservados para el fuero íntimo de cada uno de sus miembros, con el encargo que los proyecten a la sociedad responsablemente, fundados en los valores del humanismo.  Su forma de acción es la práctica y promoción del laicismo, cautelando que el poder espiritual no interfiera en el ejercicio del poder temporal.  Malamente se ha entendido como la confrontación de los masones y la iglesia, cuando en realidad de lo que se ha tratado es que los dogmas no sometan las cosas públicas.  Ayer los dogmas religiosos y hoy los dogmas economicistas.

Las Logias Masónicas son instituciones profundamente vinculadas con la historia de la República, desde las luchas de independencia hasta nuestros días, han participado discretamente en los grandes eventos que han constituidos los más importantes avances socio-culturales del país, los nombres de prominentes miembros están asociados a establecimientos educacionales, calles, avenidas y plazas, por su importante contribución.

Las logias son instituciones reconocidas por el Estado, constituidas de acuerdo a la ley.  Sus estatutos, cuerpos normativos e institucionalidad están acordes con las leyes vigentes, tienen sedes, direcciones y autoridades reconocidas, las que figuran en los protocolos oficiales. Tienen actividades de público conocimiento: en la educación, los scouts, en los movimientos laicistas, en la promoción de los principios del desarrollo humano.  En sus páginas web abiertas a la comunidad www.granlogia.cl   dan a conocer sus principios y valores; la orgánica institucional; su historia y sus actividades, incluyendo noticias relevantes; sus símbolos permanentes; su forma de financiamiento basada en las cuotas que cada miembro paga mensualmente, todos antecedentes públicos.  Tiene la Editorial Occidente -abierta al público- donde edita textos referidos a sus actividades. El día del patrimonio abre sus puertas a toda la comunidad que concurre en masa a conocer sus instalaciones y templos consagrados, periódicamente realiza las tenidas blancas que son abiertas a la comunidad que desea asistir y tiene un programa anual de actividades, conferencias y seminarios a lo largo de todo el país.

Su método pedagógico se basa en el simbolismo, que arranca desde el fondo de la historia humana, tiene sus formas y ritos propios, reconociendo diversos grados para marcar los pasos en el crecimiento de cada cual.  Es una institución iniciática en el sentido que marca un antes y después en la transformación personal, en el crecimiento y cambio de perspectiva vital de cada miembro.

Desde su origen los masones tienen como vocación impulsar los altos valores para asegurar la más plena convivencia humana.  Es una fraternidad de alcance universal, reúne personas que trabajan incesantemente por su perfeccionamiento personal y grupal, para servir al progreso y desarrollo de la sociedad. Son personas unidas por el sentimiento fraternidad y hermandad, comunes a todos los movimientos espirituales y religiosos.  La Masonería rechaza los dogmas y sesgos materialistas, promueve el libre examen, la libertad de consciencia y de pensamiento, la dignidad de la persona, los valores del humanismo y el respeto por el medio ambiente.

La Masonería promueve la vigencia de principios universales que la inspiran: Libertad, Igualdad y Fraternidad, que hoy están gravemente amagados por los embates del materialismo, enfoques ideológicos minimalistas de la dignidad humana. En ese exclusivo sentido expresa su vocación de poder, vinculado a lo valórico, ético y filosófico, la probidad y el mérito, todos elementos que el sistema amenaza estructuralmente.  En la defensa de esos valores está comprometida la voluntad institucional y la de todos sus miembros.  Más aún, frente al quebrantamiento de los principios y valores fundamentales, que marcan la crisis ética en que está inmersa nuestra sociedad, la que demanda de los grupos éticos, filosóficos y espirituales, entre los que se cuenta la Masonería, asumir un rol de liderazgo ético más definido.

Eso explica la severidad con que la institución aborda cualquier quebrantamiento valórico, faltas a la probidad o expresiones de corrupción entre sus miembros.  Esa es la razón de la severidad, pertinencia y oportunidad, con que el Gran Maestro, Sebastian Jans y la alta oficialidad institucional, actuaron expulsando públicamente de sus filas a cualquiera de sus miembros que falte a su juramento de respeto a las autoridades legalmente constituidas, a las leyes nacionales y a los principios y valores institucionales.

El Gran Maestro de la Masonería chilena, golpeado por los hechos que afectaron a dos ministros de los tribunales de Rancagua, que pertenecieron a la institución, señaló: “La Masonería no va a tolerar ningún tipo de corrupción, caiga quien caiga”, advirtiendo la expulsión inmediata, señaló que si una logia no actúa con celo, pertinencia y oportunidad será intervenida, para evitar cualquier falta a nuestros principios y valores permanentes.  Esa actitud fue valorada y ampliamente apoyada por los miembros de la Masonería. Por eso molestó la actitud del periodista Santiago Pavlevic, que frente a falta de estos ex miembros de la masonería pretendió involucrar a todos los miembros en la misma condición, extendiendo el manto de conducta reprochable, olvidando que siempre las responsabilidades son personales.  No son todos los Hermanos Corruptos, ni todos los jueces prevaricadores, pretender inducir aquella idea es un uso abusivo del medio y de la función periodística.

Frente a la grave crisis ética que observamos en el país, por su transversalidad, extensión y alcance, se consideran graves los riesgos que esta situación entraña, más aún si se considera que en estas fracturas valóricas están acechadas por las lacras del narcotráfico que muestra sus huellas en Chile.  De allí la necesidad de realizar un llamado público y abierto para la emergencia del liderazgo ético, transversal a las instituciones de la sociedad, en el que la Masonería -sus miembros sin complejos- debe asumir su importante rol a nivel nacional, para buscar -en todos los niveles- las luces que permitan orientar el devenir de un país que hoy está sumido en escándalos, corrupción, degradación, desorientación y vacuidad ética.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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