Por: Margarita Ducci B. Directora Ejecutiva Pacto Global Chile, ONU
La naturaleza nos regala lecciones valiosas sobre cómo resolver problemas complejos. Un estudio publicado en un prestigioso medio, que compara la capacidad de las hormigas y los humanos para encontrar soluciones en equipo, demuestra que estos pequeños insectos sociales tienen mucho que enseñarnos sobre colaboración y sostenibilidad.
En un mundo con crisis climática, desigualdades sociales y pérdida de biodiversidad, ¿Qué podemos aprender de las hormigas para enfrentar los grandes desafíos de nuestro tiempo?
El estudio resalta que las hormigas trabajan colectivamente sin necesidad de un líder. Cada individuo contribuye de manera autónoma pero coordinada al bien común, siguiendo principios como la comunicación mediante feromonas y la adaptación rápida a los cambios en el entorno.
Este enfoque descentralizado les permite resolver problemas complejos, como encontrar la salida de un laberinto, de manera más eficiente que los humanos.
Esto plantea una pregunta clave: ¿Qué tan efectivos serían nuestros sistemas de trabajo y toma de decisiones con un modelo más descentralizado?
En el ámbito de la sostenibilidad, por ejemplo, la gobernanza descentralizada podría fortalecer iniciativas locales mientras se alinean con objetivos globales. Esto permitiría a las comunidades actuar de manera más ágil y efectiva frente a problemas ambientales urgentes.
Uno de los datos más impactantes es que una colonia de 40.000 hormigas equivale al poder cerebral de una mente humana. Sin embargo, su verdadera fortaleza radica en la inteligencia colectiva, donde la suma de las acciones individuales supera con creces la capacidad de un solo individuo. Esto nos invita a replantearnos el trabajo en equipo.
En lugar de centrarnos en el protagonismo individual, podríamos fomentar entornos laborales y sociales donde la colaboración sea el eje principal. Por ejemplo, en proyectos relacionados con energías renovables o urbanismo sostenible, integrar con similar poder de decisión, diferentes disciplinas, podría generar soluciones más innovadoras y robustas.
Las hormigas también destacan por su eficiencia. Cada miembro cumple un rol específico que maximiza el uso de recursos y minimiza el desperdicio. En un mundo donde el consumo excesivo y la gestión ineficiente de recursos son problemas críticos, adoptar principios inspirados en la naturaleza podría transformar cómo producimos y consumimos bienes.
La economía circular existe de manera natural, en el ecosistema, y su aplicación en el comportamiento humano, busca imitar los ciclos de la naturaleza al reducir, reutilizar y reciclar materiales. Este modelo podría ser potenciado al aprender de las estrategias de optimización que las hormigas emplean en sus colonias.
Finalmente, el estudio subraya la humildad con la que deberíamos acercarnos a la naturaleza. Durante demasiado tiempo, los humanos hemos operado bajo la idea de que somos la especie dominante, con soluciones superiores. Pero las hormigas demuestran que los sistemas biológicos llevan milenios perfeccionando estrategias que podrían resolver problemas contemporáneos.
Imitar la manera en que las hormigas resuelven problemas en equipo, es una oportunidad para mejorar nuestra eficiencia y generar sociedades más colaborativas y resilientes. Es hora de trabajar juntos como lo hacen ellas: con un enfoque colectivo, eficiente y adaptativo. Un recordatorio de que, a veces, las soluciones más brillantes se encuentran justo bajo nuestros pies.
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