[Opinión] La vid, nuestra mejor aliada en el cuidado del agua

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Por: Sergio Hormazábal B. Viticultor Jefe de Viña Ventisquero


La escasez hídrica que estamos viviendo en la zona centro norte de Chile es una realidad. Hace más de diez años que no tenemos un año de lluvias “normales” y no sabemos lo que ocurrirá en el futuro. Si miramos la realidad de otros países -como por ejemplo Israel, Chile tiene aún mucha agua disponible en ríos y napas. ¿Qué hacer y cómo enfrentar esta realidad?

Revisar el uso eficiente del agua y el cultivo de especies adaptadas a las condiciones de sequía es un comienzo. Para los que nos dedicamos al viñedo y conocemos su magnifica plasticidad, sabemos que la vid tiene una extraordinaria capacidad de adaptación, ya que puede profundizar sus raíces en varios metros en suelos muy duros y encontrar equilibrio en esas condiciones.

Si un viñedo se planta con agua restringida, disponible en la profundidad y no en la superficie, con suficiente agua acumulada en el invierno y riegos muy controlados o nulos, demorará al menos cuatro años en dar algún fruto. Pero la profundidad y grosor de sus raíces le darán una resistencia única a la sequía y a condiciones ambientales adversas, la cantidad de uva producida será menor, pero tendrá la piel más gruesa y producirá vinos potentes, concentrados y con gran potencial de guarda.

En Viña Ventisquero, hace algunos años nos embarcamos en esta arriesgada y paciente aventura. El desafío era seguir produciendo vinos de calidad, pero sin el agua de la que disponíamos antes.

El equipo vitícola decidió “reeducar” los viñedos, en una larga tarea de empujar a lar raíces a crecer hacia abajo, a buscar agua profunda y transformar un paradigma que llevaba un siglo en los viñedos del valle central. El camino no fue fácil, ya que al igual que si reeducáramos a un hijo, pasamos una transición difícil.

Como resultado, en nuestros viñedos de Trinidad en los últimos 10 años hemos restringido en más de 50% los metros cúbicos de agua utilizados por hectárea. Y en Apalta bajamos en un 75% respecto de lo que usábamos antes. Además, en Apalta como las montañas tienen arcilla y granito y actúan como “esponjas”, logramos generar 14 há de viñedos con CERO riego, un verdadero “Dry Farming”.

Los resultados nos sorprenden, incluso a nosotros, con promedios de uso de agua por hectárea cerca de los 600 m3/ha. Como contexto, el promedio de agua utilizada en riego de viñedos entre Maipo-Curicó probablemente ronda los 3.000 m3/ha. Nosotros ahorramos más de 450.000 m3/año. ¡Es un ahorro de 180 piscinas olímpicas llenas de agua por año!

Hoy hay sequía y, probablemente, esto no cambiará en los próximos años. Debemos adaptarnos. Somos vitivinicultores y queremos hacer cada vez mejores vinos. ¿Como lo haremos? La respuesta siempre estuvo ante nuestros ojos: la noble vid, es nuestra aliada. Eso sí, tenemos que ayudarla y entender que la forma en que manejamos el viñedo -desde sus inicios- es determinante en la calidad del vino y la eficiencia en el uso del agua.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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