[Opinión] Yo quiero ser Constituyente

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Por: Michelle Peutat. Abogada


Soy de la generación que empezó a perderle el miedo a este sistema, de la generación donde nos empezamos a involucrar en política – a veces con el temor de nuestras madres y padres -, de la generación que veía a la familia endeudarse, porque esa era la única forma de darnos a nosotras/os, las hijas/os, una mejor vida. Vivir la realidad de un país tan desigual marca tu formación no sólo política, sino también como persona.

Desde los 14 años que estoy involucrada, me importa construir un país mejor porque creo que las y los chilenos merecemos un país digno, que no solo garantice derechos básicos, sino que también asegure que sean una realidad concreta y cotidiana.

Quiero ser constituyente porque me siento parte de este proceso que surgió en las calles de nuestro país, captando este malestar que no había sido escuchado nunca por la institucionalidad, ni menos canalizado como una urgencia. Quiero poder garantizar que el proceso constituyente no se hará de espalda a los territorios, sino que con ellos, y desde ahí construir una nueva democracia.

No tengo miedo a enfrentarme a una cultura política añeja que resguarda su parcela de poder, porque Chile no necesita eso, necesita que podamos recoger las verdaderas inquietudes de ese 80% que votó apruebo, no del 20% que insiste en mantener todo como está porque les ha permitido enriquecerse los últimos 30 años.

Para este nuevo ciclo político no solo necesitamos nuevas caras, sino nuevas formas que permitan representar realmente la soberanía popular en el proceso constituyente. La cancha no puede ser rayada dentro de cuatro paredes otra vez, tenemos que estar presentes en la calle, en las discusiones que se dan con las y los vecinos, siendo conscientes que el poder que entrega el voto es prestado y tenemos que responder a esa legitimidad, soltar el poder y devolverlo donde corresponde.

Por eso como candidata a constituyente quiero promover mecanismos efectivos de incidencia, no solo rendiciones de cuentas o volver al barrio a contar qué hemos hecho, sino todo lo contrario, ser capaz de llevar de manera efectiva las demandas desde el territorio hacia la convención, como siempre debió haber sido.

La política es profundamente cotidiana, está presente en las ollas comunes, en la organización barrial, en el club deportivo, en una junta de amigos, en la conversación de un domingo en la tarde, y esa es la nueva política, la que importa, la que discute problemas reales.

Yo quiero ser constituyente porque quiero defender y garantizar que existan  espacios de participación efectivos en la nueva Constitución. Porque Chile no se puede permitir otros 30 años de espalda al territorio ni que sólo una cúpula pueda acceder al poder, el poder debe volver donde pertenece, donde se origina, en la calle con todas y todos.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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