[Opinión] ¿Quién responde?

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Por: Tamara Jofré S. Relacionadora Pública


El pasado fin de semana, gran parte de la zona centro-sur de nuestro país se vio afectada por un histórico y anormal frente de mal tiempo en pleno verano, con precipitaciones en la Región de O´Higgins por sobre los 60 milímetros.

La Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, ONEMI, lo anunció con más de dos semanas de anticipación, efectuando acciones preventivas y activando protocolos de emergencia, para el resguardo de la población. Sin embargo, la empresa eléctrica concesionaria CGE, una vez más ha quedado al debe.

Muchos sectores de la población de las regiones afectadas, quedaron sin suministro eléctrico. Sectores urbanos han podido superar el episodio con relativa premura, sin embargo, las localidades rurales –una vez más—, han tenido que padecer hasta más de 40 horas sin electricidad. Por ejemplo, personas que con mucho esfuerzo esperan su pago a fin de mes para abastecerse de mercadería y poder venderla, se han visto con toda su inversión que requiere refrigeración, totalmente perdida. Personas electrodependientes, que necesitan la electricidad para continuar con su vida, han tenido que desplazarse a alguna instalación que les permita seguir respirando.

Se entiende que haya situaciones ocasionales producidas por los embates de la naturaleza, y que el suministro eléctrico se interrumpa. Incluso, se entiende que demore un poco más de la cuenta la reposición del servicio, dada la alta demanda por las interrupciones en la red de distribución.

Lo que no se entiende es que en Chile, siga habiendo personas de primera y segunda categoría, donde los primeros gocen de estabilidad y continuidad eléctrica casi al instante, mientras las personas más necesitadas —especialmente de sectores rurales—, esperen más de 40 horas (y contando). Lo que no se entiende es que la compañía concesionaria, CGE, salga una vez más impune de todo cargo, y manteniendo la concesión a toda vista, deficiente.

Lo que no se entiende es que ni siquiera por respeto a la dignidad de las personas, contesten los llamados para dejar un reclamo. ¿Habrá alguien que responda?


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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