[Opinión] ¡La Constitución será para todas y todos o no será!

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Por: María Paz Badilla. Directora Ejecutiva de Fundación Ideas para la Infancia


¿Qué pasaría si te dijeran que en el proceso de diseño de la nueva Constitución tus necesidades y demandas no son las prioritarias? ¿Qué pasaría si no hubiese entre las y los constituyentes nadie que te representara? ¿Qué pasaría si te vieran como a un sujeto pasivo al que proteger, pero sin la posibilidad de gozar plenamente de tus derechos?

Sería injusto ¿o no? Esta podría ser la realidad de más de un 24% de las personas en Chile. ¿Sabes de quien hablamos?: De las niñas y niños de nuestro país. En Chile hay 4.259.155 (Censo, 2017) niñas y niños entre 0 a 18 años, quienes históricamente no han tenido “ni voz ni voto”. Siguen siendo escasos los espacios de participación vinculante que nuestra niñez ha podido tener, lo que sin duda da cuenta de una de las grandes deudas que nos quedan por saldar si decimos ser un país que pone a “los niños primero” y que hace más de tres décadas firmó la Convención Internacional sobre los Derechos de Niños y Niñas.

Una firma pasa a ser un hito histórico si no se buscan de forma activa espacios para que aquello que está en el papel pueda implementarse y garantizarse y hoy tenemos una nueva oportunidad de legislar considerando y poniendo al centro a nuestra niñez. Saldar nuestra deuda con la niñez.

Sin duda son tiempos álgidos, de muchas preguntas, reflexiones y demandas concretas en vías del nuevo proceso constituyente, en vísperas de uno de los procesos de votación más esperado después del plebiscito de Octubre del 2020, donde ganó por amplia mayoría la idea de cambiar la Carta Magna. Discusiones van y vienen sobre qué es lo mejor para Chile, quienes tienen que liderar estos procesos, cómo compaginar un nuevo documento que nos represente a todas y todos, pero…

¿Dónde quedan en esta discusión las niñas, niños y adolescentes? ¿Cómo pensar una nueva Constitución que incluya a la niñez y la garantía de sus derechos como prioridad y de forma explícita? Se necesita de constituyentes comprometidos y comprometidas con la niñez y que puedan llevar “la voz de los niños y niñas” con convicción a las mesas donde se discutirá nuestro futuro como país. Un futuro que también les pertenece.

¿Cuál es el compromiso que necesitamos? Que Chile tenga una Constitución donde se mencionen explícitamente a las niñas, niños y adolescentes, que sean reconocidos como sujetos de derecho y no como objetos de protección. Un compromiso en el que se consideren instancias reales de participación para ellas y ellos, en las decisiones que afecten su vida familiar, social y personal.

Necesitamos que haya garantías para que esto se cumpla y que haya un piso de protección social que les asegure educación, salud y vivienda. Sin duda, los niños y niñas tienen mucho que contribuir. En los resultados del proyecto “Mi Voz Cuenta” Los niños, niñas y adolescentes manifestaron que los derechos menos respetados en Chile son: “A tener la mejor educación” (20%), “a la igualdad”, “a no ser discriminados/as” (17%), y “a opinar y ser oído” (14%). Estos datos, nos dan una clara pista para saber por dónde partir. Sólo hace falta recibir el mensaje y dejar de cuestionar aquello que se deriva de las narrativas infantiles.

Por eso es que como Fundación Ideas para la Infancia, en conjunto con Colunga, World Vision Chile, América Solidaria, Infancia PrimeroFundación Para la Confianza, Fundación Santa Ana, Educación 2020, Centro Iberoamericano de Derechos del Niño (CIDENI) y Ciudadanía Inteligente hemos invitado a las personas que hoy postulan a ser parte de la Convención a comprometerse con la niñez, a pasar a la historia saldando esta tremenda deuda que tenemos con la infancia y ¡Hemos encontrado eco en ellas y ellos!, así que esperamos que cada día sean más quienes se sumen.

El otorgar un contexto de desarrollo donde a niños y niñas se les reconoce, considera y escucha es la mejor inversión que podemos hacer a largo plazo. Es también una oportunidad hacia reivindicar nuestra propia niñez, esa de antaño, donde los niños y niñas eran sentados en la mesa del pellejo, comían y callaban y debían obedecer.

Es honra de los humanos proteger lo que crece. Cuidar que no haya infancia dispersa por las calles Evitar que naufrague su corazón de barco. Su increíble aventura de pan y chocolate “…  (Mercedes Sosa).

¡Que el cuidado y la protección de la niñez se haga costumbre!


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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