[Opinión] COVID-19 y Descentralización desde la Región de O’Higgins

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Por: Fredy León D. Presidente del Capítulo Regional O’Higgins de la Fundación Chile Descentralizado


En el Chile de regiones, ese Chile que no se logra apreciar en los canales de televisión de señal abierta, del cual sólo nos relatan como un reservorio de anecdotarios para el turismo y la gastronomía, dado que nos invaden con información principalmente de “Santiago y el mundo”; en este Chile del norte, del centro y del sur, este Chile insular, continental y antártico. Desde este Chile se ha ido tomando conciencia que no podemos seguir esperando que las soluciones a nuestros problemas “locales” sean resueltos de manera eficiente y efectiva desde el “Centro” político del país, a propósito de la experiencia empírica que nos deja el manejo de la pandemia del COVID-19.

Este centralismo asfixiante ya no resiste mucho más tiempo. A partir de la experiencia es posible observar una serie de aprendizajes que debemos asumir en un futuro muy próximo sobre nuestro modelo de desarrollo económico, el modelo educativo, el modelo de salud, el modelo de sociedad, y, por cierto, nuestro modelo político administrativo.

En esta oportunidad quisiera hacer énfasis en un aspecto de nuestro modelo de desarrollo, el cual debemos repensar hacia el futuro y hacernos cargo, pero desde una mirada local y regional, territorial, social y política.

No podemos seguir esperando, como “Penélope” de la canción de Serrat, que lleguen a las regiones y comunas alejadas del centro las soluciones que por años han esperado los ciudadanos de nuestros territorios. Muy distinto sería si en contraposición a lo que existe en la actualidad tuviéramos Municipios y Gobiernos Regionales más empoderados, fortalecidos en sus atribuciones y en el manejo del presupuesto, lo que por estos días comienza a ser una necesidad de carácter urgente, pues la crítica situación actual pone al desnudo las falencias de nuestro sistema político centralizado.

El caso de los alcaldes da cuenta que esto del “empoderamiento” político es muy importante, empoderamiento con el cual NO CUENTAN los actuales Intendentes (as), porque los alcaldes y alcaldesas sienten la presión de los habitantes de sus comunas por que se implementen medidas en favor de sus intereses, que en este caso se trata del interés general de la población por el resguardo de la salud pública.

En función de la experiencia que podemos observar en nuestra región de O’Higgins, y por cierto que también en otras regiones del país, es posible afirmar que los alcaldes han sido, nuevamente, las autoridades políticas que mejor han reaccionado a las urgencias que nos ha planteado el hacer frente al COVID-19, con matices por cierto, como siempre, pero no cabe dudas que son estas autoridades las que han implementado medidas que han ido mucho más allá de las medidas estériles y de los mensajes confusos de la autoridad regional y nacional.

La reflexión que podemos hacernos en este momento es ¿cuál sería la situación en nuestras regiones con autoridades regionales electas por la ciudadanía? ¿cómo sería su actuar para enfrentar los problemas de los habitantes de la región? ¿cómo habrían respondido estas autoridades con el debido empoderamiento que otorga el hecho de ser electos por la ciudadanía? De seguro que las respuestas son “muy distinto a la situación actual” ¿o me equivoco?

Hemos conocido casos de alcaldes que no han esperado la toma de decisión de las autoridades nacionales, menos aún a las más invisibles autoridades provinciales y regionales, y han implementado medidas excepcionales para restringir el acceso, por ejemplo, a los balnearios de nuestra región. Pudimos conocer el caso de las medidas tomadas en Paredones, Pichilemu, Litueche y Navidad, estas últimas comunas pudieron resistir la tentación de aquellos irresponsables que han estado al acecho para escaparse a sus actividades deportivas en el mar, pero desde hace unos días ya han comenzado a ser parte de la estadística regional de comunas con personas enfermas con COVID-19, como ocurre con Litueche y Navidad.

Un ejemplo de un modelo descentralizado, que ha ido generando respuestas cercanas a la preocupación de sus habitantes, es lo que ocurrió en Brasil, principalmente con los estados de Río de Janeiro y Sao Paulo, los más afectados por la pandemia en ese país. Ahí la autoridad y capacidad para hacer frente a la pandemia ha sido clara, empujada por los Gobernadores Regionales de esos territorios, porque si fuera por Bolsonaro, gran parte de las medidas tomadas en esos estados, como las cuarentenas, no las habría tomado el gobierno central. Todos sabemos o somos capaces de darnos cuenta que el principal interés del primer mandatario de Brasil es la economía, por sobre la salud de las personas, lo que ha quedado claro desde que el COVID-19 llegó a Sudamérica, siendo el primer caso documentado el que ocurrió con un ciudadano de ese país, en el estado de Sao Paulo.

Lo que ha quedado claro en la absurda disputa de Bolsonaro con los Gobernadores Regionales de Sao Paulo y Río de Janeiro es la importancia de contar con un modelo descentralizado para hacer frente a situaciones complejas, donde las atribuciones de los gobiernos regionales (y también de las municipalidades) son claves para hacer frente a situaciones como la que vivimos en la actualidad con el COVID-19.

Afortunadamente Chile no debe lidiar con un estilo de liderazgo político como el que hoy tiene Brasil. Tan sólo imagínense cómo estaríamos en Chile si nos hubiera tocado esa mala fortuna. Tampoco es que tengamos en el país un historial de medidas acordes con la emergencia sanitaria que vivimos, pues de otro modo no podríamos explicar el explosivo aumento de contagios en esta última semana, la que es consecuencia de los mensajes confusos y de lo que no se hizo o se dejó de hacer desde hace 2 semanas atrás.

Sin duda que la situación habría sido mejor si contáramos con un modelo descentralizado en el país, un esquema político a nivel regional donde la autoridad tuviera la legitimidad, empoderamiento y recursos acordes con los desafíos que la pandemia nos ha impuesto. Impedir que la arquitectura política cambie hacia un modelo más descentralizado es seguir asfixiando a las regiones y sus comunas, por lo tanto, también a sus habitantes.

Yo no seré cómplice de que todo se mantenga igual, porque si hay algo que nos ha enseñado la actual situación que vivimos, es que MUCHAS COSAS DEBEN CAMBIAR, entre ellas, que debemos comenzar a elegir a nuestras autoridades regionales y no seguir con un esquema de designación a dedo del presidente de la república.

Debemos trabajar “en serio” en fortalecer las atribuciones de los Gobiernos Regionales y las Municipalidades, debemos avanzar en un modelo de financiamiento regional y local que fortalezca a las regiones, pues son estas medidas las que nos permitirán avanzar en un modelo de desarrollo más equitativo para los ciudadanos de regiones.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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