Jorge Lawrence, presidente de Copanor: “Es un profundo error judicializar el pago de las mensualidades”

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Las salas de clases vacías son el panorama obligado desde hace dos meses en los establecimientos educacionales. Pese a esta aparente calma en las aulas, el panorama en el sector está lejos de la tranquilidad deseada a causa de los efectos del coronavirus, una amenaza mundial que ha puesto de rodillas el modelo económico de varios países


Si bien el ambiente ya venía convulsionado por el estallido social y el término anticipado del año escolar 2019 en Chile,  la llegada del Covid-19 no sólo provocó la suspensión de clases presenciales (hasta el momento sin fecha de retorno), sino también un clima de tensión, especialmente por una serie de anuncios erráticos provenientes desde el Ministerio de Educación.

En este complejo escenario, hizo su debut con “fórceps” la educación virtual y con ello surgieron una serie de críticas que fueron subiendo de tono ante un tema sensible en tiempos de crisis: el pago de la mensualidad de los apoderados en los colegios, con recursos judiciales de por medio.

Por lo mismo, Poderyliderazgo.cl conversó con el presidente de la Coordinadora de Colegios Particulares y Subvencionados del Norte (Copanor), Jorge Lawrence, quien llama a la calma, a no caer en discursos populistas y a tener una visión empática en el tema.  Está consciente del actual panorama económico, pero reconoce que el problema es mucho más complejo de lo que piensan los padres y apoderados, incluso con consecuencias que pueden agravar aún más la situación.


Ante la actual situación económica y producto de las consecuencias del coronavirus, ¿a cuánto llega la morosidad en los colegios y qué complicaciones trae de manera mensual en su flujo presupuestario?

“Según nuestros datos, los índices de morosidad se han elevado en 2 ó 3 veces comparados con un año normal, lo cual resulta catastrófico al momento de administrar cualquier tipo de institución. Los establecimientos más complicados con este panorama son aquellos que no reciben aporte estatal, es decir, los jardines infantiles y los colegios particulares pagados. Para ellos la situación actual es crítica”.


¿Cree que puedan quebrar algunos colegios si los apoderados insisten en no cancelar la mensualidad?

“Como dije, el mayor riesgo lo tienen los establecimientos sin apoyo estatal. Por ello hacemos un llamado a los apoderados que no han visto afectada su economía familiar por causa de esta crisis, a que cumplan oportunamente con el pago de las mensualidades. De lo contrario, el riesgo de que estos colegios caigan en insolvencia se hará cada vez más presente. Todos debemos colaborar en el cuidado de nuestros colegios”.


Los apoderados han amenazado con recursos judiciales para evitar el cobro de la colegiatura. ¿Qué harán ustedes de concretarse este tipo de demandas? ¿Están dispuestos a bajar el valor de las mensualidades o irán derechamente a tribunales?

“Es un profundo error judicializar el pago de las mensualidades. Una de las principales razones del éxito del sistema privado de enseñanza, radica en que concebimos nuestro quehacer de forma comunitaria, como Comunidades Escolares, es decir, los diferentes estamentos nos vinculamos entre sí como un verdadero ecosistema educativo, donde todos nos fortalecemos recíprocamente y donde los conflictos y dificultades se abordan internamente, sin tirarnos los contratos por la cabeza en tribunales”.

Pero, ¿considera legítimo que los padres exijan la rebaja de los aranceles? Ellos dicen que los colegios no los han escuchado.

“El camino más fácil y más populista sería que los colegios aplicaran un porcentaje de descuento de forma pareja para todos los apoderados. Sin embargo, medidas como esa resultan profundamente injustas e inequitativas. Hay que considerar que la realidad de los apoderados es muy diversa y, en ese sentido, si un colegio descuenta el 10% o el 20% de la mensualidad a todos por igual, el impacto de ese descuento será muy distinto en aquellos que no han visto mermar sus ingresos respecto de los apoderados que, por ejemplo, perdieron su fuente laboral. Eso sería profundamente injusto y por eso creemos que es un error exigir descuentos igualitarios. Pese al contexto de morosidad actual, los colegios siguen recibiendo apoderados en problemas y adoptando medidas de apoyo financiero, focalizadas en quienes más lo necesitan. Todos debiéramos operar bajo esa misma lógica”.


La calidad es uno de los fundamentos de la educación subvencionada, ¿pero realmente se está entregando un servicio de calidad y cuáles son los parámetros de esta medición?

“Hablar de calidad de la educación en el contexto actual es muy complejo. Pero es importante recordar que estamos viviendo una crisis sanitaria excepcional, que las clases están suspendidas en todo el país y que, bajo esas condiciones, los colegios están haciendo enormes esfuerzos para mantener los hábitos de estudio de los alumnos. La educación por medios remotos nos tomó a todos por sorpresa y hemos debido adaptarnos. Es imposible pretender que esta nueva modalidad funcione de forma impecable, cuando no llevamos ni dos meses desde su puesta en marcha. Todos estamos aprendiendo y adaptándonos. La evaluación de este proceso habrá que hacerla en su momento, con la perspectiva del tiempo”.


A la hora de entregar los contenidos virtuales, ¿por qué se da por hecho que en todos los hogares hay internet, impresoras, más de un computador y útiles escolares?

“Inicialmente se diseñó una forma de trabajo bajo estos presupuestos. Pero, como dije, estamos en pleno proceso de aprendizaje y adaptación a una modalidad nueva, distinta y, más encima, virtual. En ese contexto, hemos descubierto muchas cosas. Por ejemplo, que el grado de penetración tecnológica en los hogares es bastante menor al que imaginábamos. La mayoría de las casas que tiene internet, accede por teléfonos móviles, muchas veces de prepago. Por tanto, la conectividad es bastante limitada. Ahí hay un enorme desafío para el Estado: entregar plena conectividad domiciliaria. Por último, no perdamos de vista que llevamos sólo ocho semanas en este sistema virtual, que tomó por sorpresa a todos los actores, desde el Mineduc para abajo”.


Muchos apoderados señalan que los profesores están descansando en la labor designada a los padres y éstos se encuentran sobrepasados. ¿Qué opina?

“En este proceso de adaptación, todos hemos debido enfrentar nuevos desafíos, por tanto no hay que dramatizar con ese asunto. Esto es similar a lo que ocurre con el teletrabajo. Miles de trabajadores hemos debido adaptar nuestra práctica laboral a una actividad remota que muchas veces nos agobia más que el sistema presencial. Pero hay que tener calma. No hay que olvidar que estamos frente a una situación excepcional y transitoria. Ya volveremos a las aulas. En el intertanto hay que armarse de paciencia y buena voluntad. Por lo demás, como dije antes, las actividades virtuales son esencialmente voluntarias, ya que las clases, propiamente tal, están suspendidas oficialmente en todo el país”.

Los apoderados firman un contrato y dicen que esto no se está cumpliendo…

“Esto es un error conceptual. El contrato de servicios educacionales apunta a que cada colegio, como entidad reconocida oficialmente por el Estado, se obliga a entregar los contenidos curriculares contenidos en los planes y programas de estudios, para el nivel que corresponda y durante el año escolar respectivo. Al finalizar dicho proceso, cada colegio está facultado para emitir, de forma autónoma, la respectiva acta de promoción, repitencia o egreso del alumno. Allí radica la esencia del servicio educacional que se contrata”.

“La suspensión de clases responde a una situación excepcional, pero la autoridad educacional ya ha dicho que los servicios educativos se repondrán y el calendario escolar se reprogramará una vez que retornen las clases presenciales. Los apoderados deben estar tranquilos, pues sus hijos o hijas van a obtener sus certificados de estudio al finalizar el periodo lectivo 2020, porque el año escolar no se va a perder”.


¿Qué pasará con los padres que han perdido sus trabajos y ahora no tienen con qué pagar la colegiatura de sus hijos. ¿Deberán emigrar necesariamente a la educación municipalizada?

“Los apoderados que están pasando por una crisis financiera debido a la pandemia, deben tomar contacto con sus respectivos colegios, presentar su caso y explorar fórmulas de apoyo. Más allá de si el colegio es municipal, subvencionado o particular, nunca es bueno que los alumnos experimenten un cambio de establecimiento por factores económicos de sus padres. Pero para poder ayudar a estas familias, es clave que aquéllos que no se han visto afectados por la pandemia, se pongan al día con el pago de sus mensualidades. El llamado es a ponerse en el lugar del otro. Hoy más que nunca hay que ser solidarios y empáticos”.


 

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