Por: Ignacio Merino. Director ejecutivo de HUBTEC
Las tradiciones, costumbres y expresiones culturales son algo inherente a cada país, y cada una de ellas ayuda a dar forma a la identidad nacional. Precisamente este mes, cuando celebramos las Fiestas Patrias, creo que también es momento de reconocer otro tipo de patrimonio que muchas veces pasa desapercibido: nuestro talento humano y nuestras capacidades científico-tecnológicas.
En Chile no sólo tenemos cultura y paisajes únicos. También contamos con un gran capital de talento humano, investigadores que se atreven a explorar lo desconocido en universidades y centros de formación, emprendedores que convierten ideas en negocios reales, profesionales e innovadores que diseñan soluciones para resolver problemas en salud o educación. Ese es un patrimonio vivo que se activa cuando lo conectamos con los desafíos sociales, ambientales y productivos que tenemos por delante.
Algo importante a considerar es que esos talentos y tecnologías no sirven de mucho si se quedan aislados. El verdadero cambio ocurre cuando colaboramos: instituciones de educación superior con empresas, sector público con ciudadanía, emprendedores con científicos.
Incluso, cuando exportamos talento made in Chile hacia otros países de Latinoamérica y el mundo. Innovar puede comenzar como un acto solitario, pero su valor real se despliega cuando es colectivo. Es en esos cruces donde nacen las grandes transformaciones.
Hoy tenemos una oportunidad única: entender que el patrimonio no es sólo lo que heredamos, sino también lo que somos capaces de crear. El mundo necesita países que se atrevan a aportar respuestas distintas, desde su propio talento y sus propias realidades, a los grandes problemas globales.
Por ejemplo, Chile tiene mucho que ofrecer: conocimiento en minería, cobre y litio para la transición energética; innovación alimentaria para transformar a Chile en potencia alimentaria; energías renovables (sol del desierto, vientos del sur); biodiversidad única; territorio donde conviven tradiciones ancestrales y ciencia de vanguardia.
Por eso, confío en que estas Fiestas Patrias no sean sólo un ejercicio de celebración, sino también un impulso hacia el futuro. Valoremos lo que hemos construido, pero también comprometámonos con lo que aún podemos llegar a construir juntos. Porque nuestro mayor patrimonio no está solo en la memoria: está en la capacidad de imaginar e inventar el Chile que viene con ciencia y tecnología que potencie el valor local.
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