[Opinión] Mejoremos el país… demos lo mejor de nosotros

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Por: Gabriela Clivio. Economista y Foundingmember CFA Society Chile


El año pasado, 10 días antes del estallido social del 18 de octubre, se lanzaba en Chile el Informe de Competitividad Global (ICG) 2019. Este informe ubicaba a Chile en un envidiable puesto 33 entre 141 países. Chile no solo mantenía su posición en relación al año anterior, sino que se ubicaba como líder regional.

Tras el estallido social, nos dimos cuenta que claramente los números y éxitos a nivel macroeconómico escondían muchas diferencias y desigualdades microeconómicas.Y que la verdadera pregunta que nos deberíamos haber hecho era: ¿Por qué estar en el mismo puesto que el año anterior nos dejaría conformes? ¿Qué podríamos hacer para seguir mejorando? ¿En qué variables no nos iba tan bien y que mejorarlas nos permitiría seguir subiendo en el ranking?

El índice de competitividad global es desarrollado y publicado anualmente por el Foro Económico Mundial y mide la habilidad de los países para proveer altos niveles de prosperidad a sus ciudadanos. A su vez, esta habilidad depende de cuán productivamente un país utiliza los recursos disponibles. En consecuencia, el índice mide un conjunto de instituciones, políticas y factores que definen los niveles de prosperidad económica sostenible en la actualidad y a mediano plazo.

Básicamente, el índice analiza cuatro categorías: Ambiente Apto o Habilitante, Capital Humano, Mercados y, finalmente, Ecosistema de Innovación. Estas cuatro categorías están compuestas a su vez por 12 pilares entre los que figuran: Estabilidad Macroeconómica, Instituciones, Infraestructura, y Sistema Financiero,etc. Finalmente, estos pilares se construyen a partir de 98 indicadores que se calculan con datos “duros” combinados con datos cualitativos, recolectados por una Encuesta de Opinión que se realiza a altos ejecutivos de empresas privadas chilenas de distintos tamaños y sectores económicos.

Al ser este índice tan específico, su detalle nos permitía entender con números claros qué estábamos haciendo bien. También el mismo índice nos mostraba con bastante certeza cuáles eran los espacios en que había oportunidades de mejora. Dado que aparentemente no consideramos esos datos para prevenir la crisis inicial de octubre, presumo que hoy es un buen momento para reconstruirnos en base a esta evidencia empírica.

En el índice que hemos mencionado, Chile, se encuentra muy bien posicionado en lo que respecta a estabilidad macroeconómica, con un puntaje similar al de la OCDE, al igual que en los pilares de mercado de productos y sistema financiero. Por lo tanto, este es un punto que debemos seguir potenciando y de ninguna manera arriesgarlo. Sin embargo, entre sus principales debilidades, resaltan su  menor capacidad de innovación y así como su más lenta adopción de Tecnologías de Información (TICs). Y estas debilidades se hicieronmuy tangible sal tener que enfrentar la crisis sanitaria del covid 19.

La brecha digital probablemente acentúo aún más las desigualdades de los chilenos en su acceso a la educación, las posibilidades de adaptación en lo laboral, las largas filas de personas en las oficinas de AFPs y Bancos, que buscaban alguna ayuda para enfrentar la pandemia, y la ausencia de plataformas digitales para vender para las Pymes, dada la falta de acceso real a las tecnologías y la gran brecha social que existía en el país.

Está muy bien autofelicitarnos por los logros obtenidos en materia macroeconómica, la infraestructura y el sistema financiero.Pero tenemos que avanzar en innovación y en adopción de Tics, además de mejorar en materia de Instituciones. En este tiempo, además, en materia macroeconómica hemos relajado la disciplina fiscal y el sistema financiero junto con el mercado de capitales, si bien se ha movido rápidamente, no ha sido muy innovador en materia de oferta nuevos instrumentos -particularmente este rol corresponde al mercado de capitales-.

Personalmente, no creo que haya “trade-offs” entre crecimiento, inclusión y sostenibilidad.Pero sí creo que en medio de esta discusión post – pandemia, es necesario proponer medidas para lograr una reactivación urgente, porque las reformas que necesitamos implementar para aumentar la productividad han quedado en el baúl de los recuerdos y se relacionan con la adopción de Tics y la innovación entre otras cosas.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.

 

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