[Opinión] La deuda del estado chileno frente a las políticas antitabaquismo globales

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Por: Federico Fernández.  Director ejecutivo de Somos Innovación


Según el Índice Global de Políticas Efectivas Anti-Tabaquismo, Chile es uno de los países que concentra una de las peores prácticas frente a una de las adicciones más aceptadas del mundo, el tabaco tradicional. Posicionando según una metodología objetiva al país en el último tercio del estudio en la posición 43°, muy por debajo de países como Suiza, Reino Unido y Nueva Zelanda, quienes han facilitado el acceso a productos innovadores que han permitido una reducción de consumo.

En Chile, la ley de tabaco 19419, que ya ha tenido modificaciones, restringe tanto de sus consumidores, lugares de consumo, venta y otros factores comunicacionales. Sin embargo, en la población fumadora no han limitado su consumo. Llama la atención, a su vez, que los Productos de Nicotina Sin Combustión (PNSC) como el vapeo, cuyo nivel de riesgo es entre 95 y 98 por ciento menor que los cigarros tradicionales, se consideran  un producto farmacéutico limitando su accesibilidad y su consumo.

No debemos olvidar que el consumo del cigarro tradicional genera dependencia, y para ayudar a la población a disminuir o eliminar de manera permanente su consumo, es fundamental tener acceso a mecanismos que ayuden en el proceso.

En los países con mejor posicionamiento en el Índice, se verifica que los PNSC han logrado tener una efectividad del 11% al 18% para contra la lucha del cigarro tradicional superando la efectividad (de entre un 6 y 9.9%) de la Terapia de Reemplazo de Nicotina como parches y chicles, que usualmente incluyen también un acompañamiento y seguimiento médico y psicológico.

¿Cómo el Estado puede ayudar a su población? Según lo observado en países modelos, uno de los factores más importantes es evaluar el marco regulatorio actual, es acceder los PNSC para evitar que los usuarios se vean empujados a la ilegalidad; donde el reclamo, la calidad, la trazabilidad y la seguridad no se vean vulnerados.

Trabajar políticas públicas de salud que consideren todas las opciones que permitan reducir y minimizar el daño del tabaco de forma efectiva, dejando a un lado la posición tradicional para combatir la adicción. En tanto el ciudadano debe tener la responsabilidad de poder elegir y al mismo tiempo debe estar informado, para así reducir esta enfermedad y ser agentes de cambios.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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