[Opinión] Crisis energética global: los gobiernos nos están engañando

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Por: Manuel Baquedano M. Presidente Instituto de Ecología Política


El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente dio a conocer este mes el informe que analiza los planes de producción de energías fósiles (petróleo, gas y carbón) a nivel mundial. Este documento oficial de la ONU nos permite constatar un hecho que muchos sospechábamos: no están engañando en materia de crisis climática.

Los planes de producción de energías fósiles que los gobiernos de todo el mundo están preparando nada tienen que ver con las metas climáticas fijadas por ellos mismos. Estas metas son las que los gobiernos propusieron para frenar la crisis climática producida en gran parte por el uso intensivo de los combustibles fósiles.

Sin embargo, los planes de producción actuales suponen un 240% más de carbón, un 57% más de petróleo y un 71% más de gas de lo que sería compatible con una limitación del calentamiento global en 1,5°C.

Entonces, por un lado, los gobiernos firman acuerdos para limitar el uso de las energías fósiles en línea con las metas climáticas y por el otro, impulsan proyectos con energía fósiles que significan el incumplimiento de estos mismos acuerdos.

Esta situación demuestra el fracaso por anticipado de la COP 26 que tendrá lugar en noviembre en Glasgow, Reino Unido. Más todavía si consideramos como antecedentes la inasistencia del líder ruso Vladímir Putin, del líder chino Xi Jinping, del Papa Francisco, del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por nombrar algunos de los líderes más importantes que no participarán. El caso de Estados Unidos también es ilustrativo de los tiempos que vivimos: aun considerando el interés que tiene el presidente Joe Biden por asistir, su programa de energías renovables no ha sido aprobado por el Congreso de su país. De más está señalar que su liderazgo, doméstico e internacional, quedaría muy mermado sin esta aprobación.

La COP 26 será una conferencia más y son muy pocos los países que tienen fe en las medidas que podrían acordarse para cumplir con la meta de la ONU y controlar el aumento de temperatura en 1.5 grados para el año 2030.

A la desidia de los gobiernos para llevar adelante acuerdos climáticos fuertes que inicien el proceso de descarbonización, se le suma una crisis global de energía cuyo alcance y profundidad también se nos oculta. Esta crisis puede afectar a toda la cadena: desde los minerales para los microchips hasta los alimentos. Sin embargo, la inexistencia de bienes y recursos es probable que sea cada vez más notoria y no pueda esconderse por mucho tiempo más.

(Ahora mismo tengo ante mis ojos el manual y los videos que los gobiernos de Alemania, Austria y Suiza brindan a la población para enfrentar posibles cortes de electricidad y la falta de energía para calefacción durante este próximo invierno).

Sobre la crisis energética global existen dos visiones contrapuestas. La visión oficial de la crisis la tipifica como un fenómeno parcial, temporal y coyuntural debido a la reactivación económica post pandemia. Desde este punto de vista, no hay que preocuparse y tampoco hay nada para hacer; sólo esperar que todo se normalice.

En cambio, la otra visión se encuentra motivada por la declinación de las existencias de las energías fósiles (por el hecho de que se descubren menos reservas que las que se consumen). Esta visión considera que se trata del inicio de una crisis sistémica que afecta tanto la demanda como la oferta. No sólo el petróleo y el carbón sobrepasaron sus límites geofísicos y sus existencias comenzaron un declive final, sino que también se verían afectados muchos otros minerales cuya extracción depende de las energías fósiles.

En una economía de mercado como la que predomina en el mundo, esta situación podría traducirse en una gran inflación que comience ahora y que nos acompañe por el resto de nuestras vidas.

Como describe el escritor e investigador, Umair Haque, “¿Cuánto tiempo nos tomó llevar nuestra civilización a este punto de mega incendios y mega inundaciones, del cambio climático y Covid? Siglos; durante los cuales hemos estado contaminando y consumiendo y agotando y minando y aniquilando, todo, desde los ríos, hasta océanos y animales, sin un final a la vista”.

En términos económicos, para intentar frenar el calentamiento global, en pocas décadas tendremos que internalizar costos que fueron externalizados durante siglos.

Recién ahora estamos descubriendo (porque lo estamos experimentando) que el Planeta tiene límites y que los recursos que los seres humanos necesitamos para vivir están mal distribuidos. Como dijo Gandhi: “La tierra provee lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de cualquiera”.

Si la pandemia terminó con la experiencia mundial del neoliberalismo… ¿La crisis climática terminará con el sistema económico capitalista?


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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