La Generación Z está dejando de ser una promesa y se convierte en protagonista del mundo laboral. Según cifras del Foro Económico Mundial, este grupo —nacido entre mediados de los noventa y principios de los 2010— representará el 58% de la fuerza laboral mundial en 2030. Una proyección que obliga a empresas e instituciones a redefinir su manera de atraer, contratar y retener talento.
Conocidos como nativos digitales, los centennials han crecido en contacto permanente con internet y redes sociales. Su escala de valores, con énfasis en autenticidad, equilibrio entre vida personal y laboral y compromiso social y ambiental, comienza a trasladarse al lugar de trabajo. Este cambio genera un reacomodo de las políticas internas y un intercambio generacional que ya impacta en Chile y otros mercados.
Expectativas laborales: beneficios y flexibilidad
Una encuesta de la consultora Robert Half revela que el 70% de los beneficios más demandados por los trabajadores jóvenes ya existe en las políticas actuales, pero 4 de cada 10 no están satisfechos con lo que reciben y un 87% quisiera elegirlos según sus necesidades. La cifra ilustra el desafío de ajustar la oferta a una generación con expectativas distintas.
El especialista en mercado laboral José Arnaes advierte que la competencia por el talento joven será uno de los temas centrales de esta década. “La disputa por los mejores talentos es una realidad y seguirá marcando la pauta en los próximos años. Si las empresas no entienden las motivaciones y prioridades de la Generación Z, van a perder competitividad en un mercado cada vez más exigente y dinámico”, afirmó Arnaes.
Respuestas empresariales ante un cambio estructural
Las organizaciones que buscan resultados a largo plazo no solo ofrecen salarios competitivos, sino que incorporan programas de desarrollo, seguridad financiera y políticas de flexibilidad. El objetivo es mantener el vínculo con un trabajador joven que exige coherencia entre discurso y práctica empresarial.
En esta línea, Arnaes explica que “Para que las inversiones en beneficios generen un impacto real, es fundamental alinear la oferta con lo que la gente más valora. Esto significa priorizar iniciativas que faciliten las rutinas, apoyen el desarrollo continuo y promuevan la seguridad financiera. Cuando la Generación Z ve que la empresa responde a sus necesidades reales y no a políticas estandarizadas, se incrementa el compromiso, la productividad y la fidelización”.
Hacia un nuevo contrato social laboral
La Generación Z busca empresas que integren propósito, sostenibilidad y condiciones laborales claras. Este enfoque redefine las relaciones laborales tradicionales y obliga a repensar la gestión de personas. Beneficios flexibles, formación permanente y compromiso ambiental surgen como herramientas clave para consolidar el vínculo entre empresa y trabajador en un contexto donde los jóvenes dominarán el mercado en pocos años.
Arnaes concluye con un llamado directo: “Esta es una realidad y las empresas deben buscar ese equilibrio. Ajustar las políticas de beneficios va más allá de las responsabilidades de Recursos Humanos. Es una decisión estratégica que involucra a toda la organización y que, bien ejecutada, puede transformar la relación con las nuevas generaciones de trabajadores”.