Abstención Electoral… el desafío de nuestra Democracia

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Por: Richard Andrade C. Director Ejecutivo de Poder y Liderazgo


Sólo uno de cada tres chilenos ejerce su derecho a votar.  El 40% de ellos no acude a las urnas porque no les interesa la política.  Son conclusiones que emanan de la IV Encuesta Auditoría a la Democracia 2016 del PNUD y que reafirman la tendencia observada desde el año 2000 de no participar en los diversos procesos electorales del país.

Lo anterior, plantea un desafío mayor para los actores políticos en general, y por lo mismo se hace imperativo modificar la forma y fondo de hacer política en el país, siendo las elecciones de noviembre próximo una real oportunidad para revertir esta realidad que atenta contra la calidad y representación de nuestra democracia y la participación ciudadana.  Ya es tiempo de dejar atrás los lamentos e hipótesis sobre las razones que explican con sesgo de una colectividad u otra la abstención electoral y entender que lo hecho hasta ahora resulta inútil para convocar a ejercer el derecho más importante de una democracia: votar.

Por lo mismo, el Gobierno ha entendido la importancia que conlleva que los ciudadanos ejerzan  su derecho a sufragar lanzando la campaña “No te restes, Súmate”, invitando a los chilenos a votar en estas elecciones. Con ejemplos prácticos y cercanos a la gente, la administración de Bachelet demuestra cuán relevante es hacerse parte de un proceso electoral a la hora de tomar una decisión colectiva con impacto directo en la particularidad de nuestras vidas.

Obviamente que se valora el esfuerzo del Gobierno, pero claramente es insuficiente, siendo el ideal que este tipo de campañas sean permanentes en el tiempo, acompañadas de acciones concretas desde los primeros años de formación de los chilenos, ya que el segmento más reacio y ajeno a participar en los comicios corresponde a los jóvenes y de esta forma evitar que la tendencia a una mayor abstención aumente en las futuras elecciones.

Ahora bien, la respuesta a este desafío también debe partir por que  la clase política en general acepte que no ha sabido leer, entender a los ciudadanos con derecho a voto y sus razones para no votar. Es imperativo que los partidos políticos de todo el espectro nacional desarrollen sus actividades más conectados con la ciudadanía, que sus procesos internos respondan a los intereses de las bases y no de las cúpulas o a egoístas cálculos electorales orientados a mantener u obtener cuotas de poder en las diversas reparticiones del Estado.

En lo inmediato, los diversos candidatos han de idear nuevas formas para entregar sus mensajes, sus propuestas… ya no es suficiente la paloma en la esquina o el jingle pegajoso por la radio.  Hoy, el aspirante a La Moneda o el postulante a Core de la región más austral del país son los llamados a esforzarse para que los chilenos acudan a votar y luego a votar por ellos. Es una responsabilidad de la cual no se pueden desligar.

Las elecciones Presidenciales, Parlamentarias y de Consejeros Regionales debieran, teóricamente por su trascendencia, concitar un interés y preocupación mayor en los chilenos, pues tras sus resultados se definen aspectos de la vida cotidiana que afectan directamente el quehacer de los chilenos. No da lo mismo quien gobierne, no da lo mismo quien discuta y dicte las leyes, no da lo mismo quien apruebe o no proyectos claves para el desarrollo de las regiones y sus habitantes.

Para una sociedad como la nuestra,  que luchó tanto para recuperar la Democracia, resulta injustificable no ejercer con propiedad el derecho, insisto, más importante de un ciudadano libre y soberano como es el votar. No podemos ni debemos abstraernos de la “cosa pública”, pues no puede darnos lo mismo votar o no el próximo 19 de noviembre.


 

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