[Opinión] La mayor productividad del Teletrabajo va de la mano con la conciliación familiar

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Por: Valentina Santelices R.  Abogada de la Universidad de Chile. Consultora en Sustentabilidad


Uno de los efectos de la pandemia que vivimos es la lamentable pérdida de muchas fuentes de empleo, perjudicando significativamente la situación laboral de mujeres en edad de trabajar, cuya participación en el mercado ha retrocedido 10 años, según fuentes del Diario La Tercera de hace algunos días.

En la otra vereda, en tanto, se encuentran las mujeres que cuentan con un trabajo remunerado y lo están ejerciendo mediante el Teletrabajo. En estos casos, de acuerdo a la encuesta realizada en abril por la Mutual de Seguridad y Cadem, el 92% de las mujeres cocina y limpia mientras teletrabaja.

Si bien no necesitamos una encuesta que nos diga lo que sabemos, pues culturalmente en nuestro país en la mayoría de los hogares estas labores domésticas y de cuidado recaen casi completamente en las mujeres, es importante visibilizar que junto con todos los beneficios que trae para la inserción laboral esta flexibilidad, creando un abanico de posibilidades para que las mujeres se desarrollen en el mundo laboral, también acarrea dificultades de productividad que deben ser atendidas (dado que esta modalidad llegó para quedarse).

Así en la misma encuesta Mutual-Cadem, el 47% manifiesta bajas en su productividad por las dificultades de compatibilizar el tiempo de las labores del hogar y el cuidado de los niños mientras se teletrabaja, por lo que resulta interesante preguntarnos hasta qué punto el teletrabajo en estas condiciones permite proteger el trabajo de quienes lo realizan, especialmente las mujeres.

Muchos especialistas estiman que el teletrabajo llegó para quedarse,  excelente noticia si lo vemos como  una gran oportunidad de flexibilidad laboral, pero para que de ello obtengamos la mayor productividad y el mejor desarrollo sostenible de nuestra sociedad, es preciso resaltar la necesidad y urgencia de que como sociedad adoptemos concretas medidas de compatibilización de la vida familiar y laboral, siendo ésta una materia que no sólo involucre a las mujeres trabajadoras, sino que, a toda la sociedad.

La invitación entonces es a que las empresas revisen las políticas, procedimientos y sistemas existentes para velar por que se aborde adecuadamente una flexibilidad laboral con perspectiva de género.

Para ello, las empresas pueden empezar preguntando a las mujeres, sobre las problemáticas que han debido enfrentar en este tiempo y las medidas que querrían ver adoptadas para abordarlas. Recordemos que el diálogo sincero sobre estos temas, incluyendo sistemáticamente a las mujeres en la toma de decisiones y el monitoreo del desempeño, garantizará la generación de políticas y programas más eficientes y eficaces.

Con todo, la posibilidad de adoptar una fórmula laboral flexible con perspectiva de género, constituye sin lugar a dudas una vía muy potente para aspirar a alcanzar el desarrollo y el consecuente bienestar económico y social del país que queremos, vinculados a valores como la igualdad de oportunidades, la solidaridad y la justicia social.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.

 

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