[Opinión] Estado Regional. Ni estúpido ni fatal, es distribución de poder político

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Por: Egon Montecinos M. Director del Centro de Estudios Regionales de la Universidad Austral de Chile


Durante las últimas semanas, la comisión de Forma de Estado llevó la propuesta de Estado Regional, conformada originalmente por 36 artículos, al pleno de la convención constitucional donde se aprobaron 28 artículos y 8 volvieron a la mencionada comisión para su perfeccionamiento y búsqueda de consensos. Luego de aquello, han aparecido una serie de columnas y entrevistas de acalorados académicos, enjuiciando la propuesta como “afiebrada, estúpida y que nos conducirá al despeñadero”.

Muchas de estas opiniones, que han aparecido durante estas últimas semanas, están llenas de juicios, incluso de manera irresponsable se basan sobre artículos que fueron rechazados en el pleno y que volvieron a la comisión de Forma de Estado. Pero también contienen una concepción restringida de la descentralización a un tema de política pública, omitiendo o no asumiendo, que no se está discutiendo sobre una nueva política pública de descentralización, sino sobre la nueva “Forma de Estado” a escala territorial que tendrá el país.

En ella, evidentemente se desplegarán medidas de distribución y descentralización del poder fiscal, administrativo y político. La descentralización por sí sola no tiene efecto si no está en el marco de una Forma de Estado que le asigna un propósito político, administrativo y territorial.

Por cierto, y derivado de lo anterior, si diseñas una Forma de Estado que promueve una descentralización a entidades territoriales administrativas, no autónomas como las que tenemos, la profundidad de la descentralización será diferente si se da bajo un diseño de Forma de Estado que contempla entidades subnacionales, que gozan de autonomía territorial, además de la autonomía institucional que actualmente tenemos. Quiero pensar que, de esta confusión, han surgido una serie de cucos y temores que pasó a comentar.

Se ha dicho que la autonomía del Estado Regional aprobada es ilimitada y eso nos llevará a la segregación, separación o fragmentación del Estado. Eso está muy alejado de lo que se discutió y aprobó en el pleno, dado que la autonomía del Estado Regional es limitada, y eso quedó consagrado en el artículo 5 aprobado, el cual señala expresamente que “en ningún caso el ejercicio de la autonomía podrá atentar en contra del carácter único e indivisible del Estado de Chile, ni permitirá la secesión territorial”. Es más, la idea de integridad y unidad nacional se menciona no en 1, sino en 3 artículos de los 28 aprobados en el pleno.

También se ha dicho que el Estado Regional es un Federalismo encubierto, haciendo creer, de paso, que el sistema Federal es algo malo. El punto no es si es malo o no, (tampoco hay evidencia concluyente de aquello), sino que el sistema federal como Forma de Estado requiere de mínimos, que en ningún artículo fueron aprobados en el pleno, por ejemplo, no se menciona la idea de pacto y poder constituyente de las regiones, para dar lugar a una supuesta federación de Estados Regionales en Chile.

Otro de los falsos argumentos esgrimidos sobre la idea de Estado Regional, es que se profundizará la desigualdad y disparidad entre regiones, al otorgarle este reconocimiento autonómico. La convención aprobó a lo menos 6 artículos que mandatan a las regiones y al propio Estado nacional para que la autonomía esté orientada por principios como la cooperación, justicia y equidad territorial. Al menos, en esta etapa, ese planteamiento no tiene asidero en lo aprobado en la convención.

También se ha dicho que el modelo de Estado Regional es extremo, lo cual no es cierto. Lo que sí es real, es lo que actualmente tenemos como Estado unitario centralizado, eso es extremo. Hasta hace menos de 1 año éramos el penúltimo país de la OCDE en no elegir a sus autoridades regionales, eso es extremo. Somos uno de los países OCDE más centralizados en gasto y recaudación fiscal de gobiernos regionales y municipalidades, y eso sí que es muy extremo.

Es más, muchos de los que se han escandalizado con esta propuesta, se han pasado los últimos 20 años diciéndonos que parecernos a los países OCDE nos llevaría por el camino al desarrollo. Pues bien, les quiero contar que, en la literatura de la ciencia política, derecho, sociología y otras disciplinas, países OCDE como Italia, España y ahora Colombia (que entró el año 2020 a la OCDE) en su Forma de Estado, son reconocidos como Estado Regional. Entonces, a juicio de los agoreros de esta propuesta ¿nos debemos parecer a los países OCDE o solo nos debemos parecer en lo que ustedes nos indican que es bueno? Porque queda la sensación de que no nos podemos parecer a países OCDE en la Forma de Estado, porque ahí eso a ustedes les parece estúpido, o fatal.

Tres comentarios finales.

Por cierto, la propuesta en su versión original contemplaba ambigüedades y algunas imperfecciones, pero gracias al aporte de organizaciones territoriales, muchos y muchas académic@s, regionalistas críticos pero propositivos, y a la escucha permanente de convencionales, se han ido mejorando y perfeccionando aquellos aspectos y esperamos que tengan un apoyo transversal en el pleno.

En lo personal, no me causa sorpresa la actitud bravucona de estos líderes, porque cada vez que los escuchaba hablar del tema de descentralización -en sus distintos ámbitos-, lo hacían con ternura, pero bajo la clásica postura paternal de quien le indica a un menor de edad lo que debe y puede hacer. Las regiones pasaron a la adultez territorial hace mucho rato.

Una cosa es expresar espíritu crítico y proponer alternativas de mejora, otra muy distinta es denostar, amenazar, tratar de estúpido, o anunciar despeñaderos o fatalidades sin sustento alguno. Con esa actitud solo desinforman y parecen más bien personas mañosas, soberbias, pero que gozan de mucha tribuna mediática.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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