[Opinión] Es el momento de los consumidores

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Por: Claudia Candiani. Abogada especializada en la tutela de los derechos de los consumidores


Que, según cifras del Ministerio del Medio Ambiente, en Chile previo a la entrada en vigencia de la Ley Nº. 21100, se utilizaban cerca de 250 millones de bolsas plásticas al mes, de las cuales el 90 por ciento termina en un vertedero. Además, se estimaba que cada persona utilizaba en promedio 1,5 bolsas diarias, una cantidad más que considerable si pensamos que sólo las utilizamos en el trayecto desde el comercio hasta la casa. Lo anterior, constituye una cuestión que evidentemente impacta de manera importante a nuestro ecosistema.

Que, los plásticos y los materiales sintéticos son los dos tipos de basura marina más común y son responsables de la mayor parte de los problemas que sufren los animales y aves marinas. Se conocen al menos 267 especies diferentes que se han enredado o han ingerido restos plásticos; entre ellas se cuentan aves, tortugas, focas, leones marinos, ballenas y peces. El lecho marino, especialmente cerca de las regiones costeras, también está contaminado, sobre todo con bolsas de basura. Los plásticos están también presentes en las playas, desde las regiones más pobladas hasta las costas de islas remotas y deshabitadas.

En nuestro país, la ley Nº 21100, que ya se encuentra en vigencia, su fundamento se basa en la protección del medio ambiente, estableciendo la prohibición de entregar bolsas plásticas de comercio en todo el territorio nacional. Se excluyen de esta prohibición las bolsas que constituyan el envase primario de alimentos, que sea necesario por razones higiénicas o porque su uso ayude a prevenir el desperdicio de alimentos. El incumplimiento a esta normativa, trae aparejada una multa a beneficio municipal de hasta cinco unidades tributarias mensuales por cada bolsa plástica de comercio entregada.

Que, el propósito de esta Ley era lograr la disminución paulatina del uso de las bolsas no biodegradables, hasta su total reemplazo por otras hechas de materiales biodegradables que no afecten el medio ambiente y, en consecuencia, la calidad de vida de la población y los recursos naturales de la Patagonia.

Nuestra norma que prohíbe la entrega de plásticos, es parte de las iniciativas globales que han surgido para promover patrones de consumo y producción más sustentables. Entre ellas, el Marco Decenal de Programas sobre Consumo y Producción Sostenibles (10YFP por sus siglas en inglés), a partir del cual varios países han desarrollado programas o estrategias nacionales en la materia y se han elaborado programas a nivel regional en los distintos continentes. La importancia de un consumo y una producción sustentables es tal, que fue reafirmada al incluirse en el Objetivo 12 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2015 de las Naciones Unidas: “Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles”.

Sin duda, nuestra iniciativa es un primer paso, en concordancia con la aprobación del Parlamento Europeo, el pasado 27 de marzo del año 2019, que manifiestó la clara elección de los países de la Unión Europea de prohibir y sustituir los productos plásticos desechables, es clara en su llamado: es la hora de salir del plástico, de todas lasformas posibles y,así  comenzar a bajar  una producción que partió en casi cero en 1955 y que medio siglo después alcanzó los 381 millonesde toneladas mundiales, los que en su mayoría terminan en nuestros mares.

La iniciativa, que contó con 560 votos favorables, 35 contrarios y 28 abstenciones, prohíbe a partir del 2021, la venta de determinados plásticos desechables como cubiertos, platos de picnic entre otros. Además, tiene como propósito recoger el 90% las botellas plásticas que se encuentran en los mares antes del año 2029. Además de una aplicación más rigurosa, del principio de quién contamina paga.

El plástico, de hecho, está en todas partes, incluso los automóviles y los aviones están hechos de un 50 por ciento de plástico y, por lo tanto, reducir su uso significa cambiar casi todos los segmentos de nuestro consumo. Es hora de que los consumidores y usuarios, no sólo nos preocupemos del uso indebido de plástico, sino que nos ocupemos de ello. Quizás debemos, ponernos en condición de solicitar a las empresas, el no uso de plásticos en los envases.

Se debiera constituir un firme propósito, la implementación de acciones que tiendan a sensibilizar, concientizar y educar a la sociedad en su conjunto, sobre la necesidad de la racionalizar el uso de bolsas de material no biodegradable toda vez que, en particular en la Patagonia Chilena a causa de sus fuertes vientos, éstos agentes contaminantes se trasladan hacia sectores que constituyen un parque de naturaleza vivo de una riqueza invaluable.

En definitiva, sin duda será importante establecer incentivos, quizás con la rebaja de impuestos para que las empresas inviertan en tecnología, innovación y desarrollo, para que se produzcan materiales biodegradables y no contaminantes que puedan reemplazar los plásticos, así como en procesos de reciclaje y compostaje. Y por el contrario, se busquen desincentivos para las empresas que contaminan, quién contamina paga.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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