Por: Manuel Baquedano M. Presidente del Instituto de Ecología Política
La “ventana de Overton” es un modelo de cambio político que permite comprender qué ideas son aceptables para las personas y, por lo tanto, para los dirigentes políticos. Este modelo cobra especial relevancia en un contexto de crisis climática. Como señala el periodista de la BBC, Gerardo Lissardy, en un artículo sobre el tema, determinadas ideas políticas consideradas tabú en una época pueden volverse aceptables en otras.
La adaptación profunda a la crisis climática ocurrirá una vez que entremos a la era de la escasez. Si seguimos el modelo de “la ventana de Overton”, esta situación tendrá lugar cuando el gran público acepte que la crisis climática amenaza la vida de diversas especies, incluida la humana. Al mismo tiempo, solo cuando el gran público acepte los límites que nos impone la naturaleza, la dirigencia política dejará de impulsar el crecimiento económico infinito que indica que, para vivir mejor, hacen falta siempre más mercancías. Al contrario, la adaptación profunda requiere aceptar que es posible vivir mejor con mucho menos.
Las metas del Acuerdo de París, firmado en 2015 por las Naciones Unidas, ya no se cumplieron. La temperatura media del planeta en los años 2023 y 2024 registró un aumento de 1,54 grados centígrados en relación al período preindustrial, según el observatorio Copernicus. James Hansen, reconocido científico climático, señala que la Tierra podría llegar a un nuevo punto de equilibrio de diez grados más. Esto significa que, llegado ese momento, podrían desaparecer muchas especies, incluida la especie humana.
En este punto, quiero hacer una distinción. La supervivencia, también llamada “bushcraft”, es un concepto distinto al de sobrevivencia. La supervivencia es voluntaria. Cuando una persona practica rafting, sabe cuál es el río donde comienza y termina la aventura. En cambio, la sobrevivencia no es voluntaria; se impone. Es por esta razón que considero que, durante la era de la escasez, la única forma de enfrentar la sobrevivencia será preparándonos de forma individual y en comunidad. Así tendremos más posibilidades de sobrevivir.
La adaptación profunda es un hecho eminentemente social: es un cambio en la forma en que vivimos. Como individuos y ciudadanos, podemos cambiar nuestra forma de vivir bajo la premisa de que es posible vivir mejor con menos.
La ciencia y la tecnología no han podido solucionar la crisis climática. Esto es así porque ni la ciencia ni la tecnología cuestionan el modelo económico vigente. Tal como propone el australiano Ted Trainer en “La vía de la simplicidad” o como señaló el ex presidente de Uruguay, José “Pepe” Mujica, es posible abandonar la sociedad de consumo.
Hasta ahora, los únicos que han explorado escenarios alternativos de la crisis climática son los principales ejércitos del planeta, ya que ellos tienen la obligación de estudiarlos para estar preparados frente a contextos de escasez.
Sobre este aspecto es notable el trabajo de la académica australiana Elizabeth Boulton quien intenta superar la visión dominante en los ejércitos y Estados. Según Boulton, tanto los ejércitos como los Estados consideran que la crisis climática es un “multiplicador de amenazas”.
Esto hace que la OTAN, por ejemplo, considere a la crisis climática como un problema de seguridad de baja prioridad (Concepto Estratégico 2022). En su tesis de doctorado, Boulton coloca a la crisis climática y ecológica como la principal amenaza que debe contenerse. Para ella, la crisis climática y ecológica es una hiperamenaza. Esto quiere decir que es una amenaza existencial para los seres humanos.
Siguiendo el modelo de la “ventana de Overton”, recién cuando la población mundial acepte el contexto de sobrevivencia, los Estados se ocuparán del tema. Mientras tanto, solo queda comenzar a prepararnos en lo individual y comunitario.
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