Por: Irina Reyes. Gerenta Transforma Cambio Climático
Chile ha dado un paso firme hacia la descarbonización de su matriz económica. Esta semana, el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático aprobó la versión final de la Contribución Determinada a Nivel Nacional 2025 (NDC), estableciendo una hoja de ruta con un horizonte de 10 años para avanzar hacia un Chile carbono neutral y resiliente.
Esta transición requiere más que buenas intenciones: necesita acciones concretas de mitigación y adaptación a lo largo de toda la cadena de valor. Para ello, es urgente incorporar a las PYMEs, que representan el 54% del tejido empresarial nacional, como actores clave de este nuevo paradigma productivo sustentable.
Las alianzas público-privadas son fundamentales para integrar los desafíos climáticos en las operaciones de las PYMEs sostenibles, especialmente en sectores estratégicos como el silvoagropecuario y la manufactura. Incorporar la acción climática en las cadenas de suministro —con medidas como el uso eficiente del agua y la reducción de emisiones de Alcance 3— es una apuesta por la competitividad, resiliencia y continuidad del negocio.
Las emisiones de Alcance 3 son aquellas emisiones de gases de efecto invernadero que se generan en toda la cadena de valor de una empresa, y son las más difíciles de reducir.
La NDC 2025 también compromete a Chile a avanzar en la huella hídrica, integrando instrumentos económicos bajo el marco de la Ley de Cambio Climático. Desde Transforma Cambio Climático, diseñamos un sistema de certificaciones ambientales voluntarias que une la huella de carbono y el uso eficiente del agua en los sectores silvoagropecuario y manufacturero.
¿Por qué estos sectores? Porque presentan alta vulnerabilidad al cambio climático, pero también gran potencial de transformación con tecnologías limpias. Ya pilotamos esta certificación con empresas como Frutícola Olmué, Colun y CMP, a través del Certificado Azul, un instrumento voluntario que promueve la gestión sustentable del agua.
Certificar la huella de carbono y de agua ya no es un lujo exclusivo de las grandes compañías. Es una estrategia clave para las PYMEs que buscan ser más competitivas, reducir costos y adaptarse a los mercados del futuro.
Además, estas certificaciones mejoran la reputación corporativa, atraen inversión y promueven la optimización de procesos productivos. Para acelerar esta transición, las grandes empresas pueden jugar un rol catalizador, impulsando estándares verdes entre sus proveedores y facilitando la transferencia tecnológica.
Un ejemplo de ello es el trabajo de la corporación Alta Ley, que promueve una minería verde en Chile, incluyendo la trazabilidad del cobre y la gestión de emisiones de GEI en la cadena de abastecimiento minero.
Las PYMEs que integran la sostenibilidad fortalecen su reputación, acceden a nuevos mercados y ganan resiliencia ante eventos extremos. El crecimiento económico y la sostenibilidad no son caminos opuestos: son complementarios, y las empresas que lideren este cambio marcarán el rumbo del desarrollo productivo sustentable en Chile.
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