Con datos de más de 23 mil personas en 31 países, el estudio posiciona a Chile como uno de los países latinoamericanos con mayor sensación de decadencia y sistema fracturado
La empresa Ipsos lanzó la sexta edición de su estudio global sobre populismo, basado en encuestas a más de 23 mil personas en 31 países, con el objetivo de analizar las causas del aumento del populismo desde la perspectiva ciudadana. Los resultados son claros: la sensación de fractura social, el descontento económico y la distancia entre élites y ciudadanía alimentan esta tendencia global.
En este escenario, Chile sobresale por su alta percepción de decadencia, con un 64% de los encuestados asegurando que el país “está en declive”, superando a Brasil, Colombia, Perú, Argentina y México. Además, un 57% considera que la sociedad chilena está fracturada, lo que posiciona al país por sobre el promedio global.
Según el “Índice de Sistema Fracturado” de Ipsos, que mide el nivel de acuerdo con cinco afirmaciones sobre desconfianza institucional, Chile alcanza un 63%, dos puntos sobre el promedio global. Aunque es un número elevado, se encuentra en el quinto lugar más bajo dentro de América Latina, siendo Perú quien lidera la región con un 76%.
“El auge del populismo persiste en las democracias liberales y en el Sur Global”, señala Nicolás Fritis, CEO de Ipsos Chile, añadiendo que “el descontento económico y la desconfianza en las élites son factores clave. Pero también se observa una paradoja: la gente anhela líderes fuertes, pero dentro de un sistema democrático más participativo”.
El miedo al otro: inmigración y populismo económico
Una de las fronteras más sensibles del populismo actual está en la inmigración. En Chile, un 65% de los encuestados considera que “el país sería más fuerte si se detuviera la inmigración”, cifra muy superior al promedio global (49%), y solo superada por Turquía y Tailandia.
También aumenta el rechazo en el ámbito laboral: un 65% opina que los empleadores deben priorizar contratar chilenos por sobre inmigrantes y un 51% cree que “los inmigrantes quitan el trabajo a los verdaderos chilenos”, ambas cifras 10 puntos más altas que en 2023.
En el ámbito económico, el estudio revela una contradicción típica del populismo: aunque el 55% de los chilenos está en contra de subir los impuestos para financiar servicios públicos, exigen más gasto en áreas clave:
-
Asistencia sanitaria (86%)
-
Seguridad pública (85%)
-
Creación de empleos (79%)
-
Educación (78%)
-
Reducción de pobreza y desigualdad (72%)
Estas cifras reflejan un anhelo ciudadano por un Estado más activo, pero sin mayor carga impositiva, lo que tensiona la sostenibilidad de las políticas públicas.
Desconfianza en las élites y rechazo al autoritarismo
Uno de los hallazgos más consistentes es la desconfianza hacia las élites políticas y económicas. En Chile:
-
Un 76% cree que “los partidos tradicionales no se preocupan por personas como yo”, tercer país más alto del estudio.
-
Un 72% afirma que “la economía está manipulada para favorecer a los ricos”, creciendo 7 puntos en un año.
-
Un 71% considera que “los expertos no comprenden la vida de personas comunes”.
A pesar de esto, el país muestra menor inclinación hacia el autoritarismo. Solo un 37% apoya la idea de un “líder fuerte que rompa las reglas”, cifra por debajo del promedio global (47%) y en línea con Colombia y México. Asimismo, el 58% apoya recuperar el país “de los ricos y poderosos”, seis puntos menos que el promedio global.
Finalmente, un 72% de los encuestados cree que la sociedad está dividida entre ciudadanos comunes y la élite política y económica, y solo un 6% confía en que estas élites tomen decisiones que beneficien a la mayoría.
“La percepción de una sociedad fracturada ya no es la excepción, sino la norma”, concluye Fritis. “Comprender los matices del populismo es clave para responder a los desafíos democráticos, económicos y sociales del presente”.