Por: Pablo Pereyra Portugal. Chief Revenue Officer de 2innovate
Hace un par de semanas se concretó la postergación de la eliminación definitiva de las tarjetas de coordenadas para autorizar transferencias y pagos electrónicos, medida impulsada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF).
Miles de personas no están preparadas para operar en un entorno bancario completamente digital. Lo que se pensó como un paso hacia mayores estándares de seguridad revela una fractura estructural en la transformación digital del sistema financiero chileno.
La tarjeta de coordenadas fue en su momento una solución ingeniosa: una lámina de plástico con una matriz de números que entregaba una segunda capa dinámica de seguridad. En Chile, llegó a ser utilizada por casi el 90% de los bancos como método estándar para validar operaciones sensibles.
La protección física quedó atrás frente al fraude sofisticado, el phishing y la necesidad de inmediatez. Lo que realmente importa en banca no es la herramienta puntual, sino la capacidad de ejecutar cada transacción de manera rápida, segura y confiable.
Durante demasiado tiempo, la transformación digital se ha entendido como un cambio de “cara”: lanzar nuevas apps, renovar interfaces o sumar notificaciones llamativas. Todo eso suma, pero no resuelve el fondo: la solidez del sistema es lo que sostiene cada operación.
El fin de las tarjetas de coordenadas recuerda que modernizar no es reemplazar tecnologías, sino contar con plataformas capaces de absorber cambios constantes. Tokens, OTPs o biometría también tendrán un ciclo de vida.
La diferencia entre avanzar o quedarse atrás está en la capacidad de adaptarse sin traumas, evitando sistemas rígidos que frenen la operación en un entorno regulado y exigente.
La gestión del cambio es tan importante como la tecnología. Modernizar va más allá de sumar tendencias en autenticación: radica en diseñar ecosistemas ágiles que coloquen la transacción en el centro de la experiencia.
Frame Banking™ responde a esa lógica. Más que un producto, es un marco que ayuda a la banca a evolucionar sin fricciones, con una plataforma en la nube adaptable a nuevas regulaciones y tecnologías, garantizando que cada transacción ocurra en tiempo real, segura y confiable.
La postergación de las tarjetas de coordenadas marca un precedente: la modernización no se mide por lo que dejamos atrás, sino por la capacidad de construir bases sólidas.
La confianza del cliente se gana con la certeza de que cada transacción se procesará con rapidez y seguridad, no con la apariencia de modernidad.
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