¿Para dónde vamos… cuál es el futuro de la región de Tarapacá?

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Por: Gonzalo Prieto Navarrete. Sociólogo y Máster en Medio Ambiente: Dimensiones Humanas y Socioeconómicas de la Universidad Complutense de Madrid. Concejal de la comuna de Alto Hospicio


Tarapacá no tiene proyecto regional que apunte hacia el futuro. La lógica centralizada del poder y el hacer institucional de los gobiernos debilita dicha posibilidad. La falta de capacidades instaladas o de promover las existentes en los ámbitos público y privado tiene a la Región en una conversación de punto 0. No significa que no estemos haciendo nada, que nadie haga nada.

Al contrario, hay muchos quienes desde la empresa privada, la ciudadanía, el mundo académico, el Estado hacen esfuerzos por avanzar en diversas materias, en innovar, crear y producir, pero sin liderazgos capaces de leer y enfrentar el mundo que se nos viene, de articular las redes que hoy conversan y tienen compromisos con el territorio parecemos seguir en un punto muerto.

Hace años escuche a una persona que me decía una máxima: “Denuncia problemas, pero no des soluciones, esa es la clave del éxito”. Una trampa discursiva pero muy utilizada por la mayoría para obtener rédito electoral de corto plazo. Hoy la clase política regional está más centrada en una conversación sobre los diagnósticos y resaltar los problemas, más que reflexionar, proponer y consensuar soluciones para los problemas públicos de una nueva sociedad.

No hay conversación sobre el mundo presente y sus cambios vertiginosos, nos hemos quedado en la conversación de la mera denuncia, de lo desechable y fácil de digerir. Hay un prejuicio enorme hacia los ciudadanos cuando escucho: “hay que hablar en fácil porque la gente no entiende”. Es cierto que tenemos muchos segmentos de la población que han recibido mala educación, pero la política renunció a la educación social y prefiere sumarse a la oferta y demanda de los discursos propios del mercado. En otras palabras, decir lo que los demás quieren escuchar. Resulta peligroso, porque es la puerta abierta para que quienes debatan el futuro de la sociedad, sean verdaderos ignorantes y populistas.

Sigo las redes sociales y veo como existe un tremendo potencial en nuestra Región. La economía circular, la innovación, las energías limpias, basura 0, la agricultura, el desarrollo de capital humano avanzado, la investigación científica, la preocupación por la biología marina y el desarrollo de la economía pesquera, la innovación en minería, etc. Hay muchos que abren conversaciones y acciones que van a cambiar nuestra Región, pero no hay ninguna conexión con la política, con la discusión pública, y mucho menos articulación para que las conversaciones resuelvan la pregunta: ¿Para dónde vamos?, en los próximos 20, 30 o 50 años.

Debemos construir un nuevo proyecto regional que mire hacia el futuro, y potenciar los liderazgos dispuestos a conducir y colaborar en dicha tarea. No es sólo responsabilidad de las y los políticos, también de la sociedad, de la academia. Veo al mundo académico más preocupado de indexar artículos que de contribuir en el desarrollo del territorio.

Tenemos en nuestras manos la capacidad de intencionar hacia dónde queremos que vaya Tarapacá, una nueva Región que lee y colabora en resolver los problemas del presente, y capaz de anticiparse al futuro, construyendo no sólo descentralización desde el discurso del reclamo, sino elaborando un plan para llegar hasta allí.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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