¿Cómo Digitalizar la Construcción?

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Por: José Luis Saffirio Contreras.  Presidente, Cámara Chilena de la Construcción – Rancagua


Una de las necesidades del sector es la adopción de tecnología para incrementar su productividad a nivel global.

La construcción es un sector que concentra el 7 % de la fuerza laboral en el mundo. En Chile, del total de la inversión que realizan todos los sectores productivos del país, aproximadamente el 64% se destina a construcción. Asimismo, nuestro sector aporta algo más del 7% del PIB nacional.

Pero estas cifras tan grandes podrían ser aún mejores. Parece haber un cierto consenso global en que una de las causas en la baja productividad del sector tiene que ver con el diseño inadecuado o con deficiencias en el diseño de los proyectos. El tema parece un poco abstracto, pero se entiende mejor con un ejemplo: en China hay proyectos de edificios de 57 pisos que son finalizados en 19 días. Este nivel de eficiencia se alcanza con una planeación meticulosa y el montaje de una especie de línea de producción, en la cual se fabrican módulos que son montados en el sitio. En Barcelona se hacen edificios de cuatro pisos en seis días y en Noruega se está experimentando con tecnología para construir pisos en menos de 24 horas.

Al igual que en muchos otros sectores, tecnología es una palabra recurrente en la discusión sobre retos y posibilidades futuras. Existen ejemplos en varias partes del mundo y que se inicia de manera incipiente en nuestro país. Es la construcción con impresoras 3D. Y si bien la técnica aún es un tema experimental (aunque con rápidos avances), sirve para exponer la necesidad de innovar y acelerar el desarrollo de nuevos métodos y caminos de desarrollo.

La construcción es uno de los sectores que, a nivel global, menos ha entrado en la era digital. Cuando se habla de digitalizar esta actividad se hace referencia a la inclusión de internet de las cosas (IoT, por sus siglas en inglés), automatización en los procesos, uso de drones para topografía o big data para análisis de riesgos. No es un asunto menor ni una discusión de moda, pues la mejora en tecnología podría significar aumentos del 40 % en la productividad del sector.

La necesidad de innovar y de invertir en desarrollo es un asunto transversal a prácticamente cualquier industria. Desarrollo y tecnología son casi sinónimos hoy en día. En palabras de Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “lo que detiene nuestro crecimiento es nuestra falta de productividad. Falta invertir en innovación en toda Latinoamérica. La región entera invierte en este rubro 70 % del total de Corea del Sur, por ejemplo. Tenemos un reto enorme de acomodarnos a la economía del conocimiento y al tsunami tecnológico. Hay que tener en cuenta que el 10 % de los empleos de hoy pueden ser automatizados y en 10 años se espera que este porcentaje sea de 40 %”.

Uno de los problemas comunes aquí, y que se presenta en prácticamente cualquier país, son las imposiciones y trabas de la regulación estatal. La construcción tiene, en promedio, siete veces más regulación que la minería o la agricultura. Y en muchos lugares la legislación es vieja. Hemos registrado casos en los que toma hasta dos años obtener permiso de edificación. El tema no es desregular, sino como volver eficientes los procesos ante las autoridades.

Aunque no hay una fórmula mágica, ni de aplicación global, para solucionar este escenario, sí hay ejemplos que ofrecen algo de esperanza y luces sobre cómo enfrentar el reto. Australia ha revisado sus procesos de emisión de permisos de construcción y ha reducido en 30 % el tiempo de este trámite. La ciudad de Calgary, en Canadá, consolidó todos los permisos necesarios para un proyecto en uno solo, una única decisión. No se favorece a las constructoras, pero sí se garantiza una decisión más rápida: 80 % de estas respuestas por parte de las autoridades se da en tres semanas, aproximadamente.

Dado lo anterior, la Cámara Chilena de la Construcción, en conjunto con los ministerios de Vivienda y Obras Públicas está impulsando el proyecto Dom en línea, el que actualmente se encuentra en marcha blanca en algunas comunas del país, y que ha demostrado su eficiencia y transparencia, mejorando los tiempos de respuesta y que finalmente permiten una pronta ejecución de obras.

La forma cómo evolucione la construcción como sector tendrá, a su vez, un impacto en cómo se edifican y se planean las ciudades. Se estima que 60 % del PIB mundial se concentra en 600 ciudades, la mayoría en países desarrollados. En menos de una década muchos de estos lugares estarán en economías emergentes, en donde se congregará la nueva clase media global.

De acuerdo con cifras de la ONU, un 55 % de la población global está en las ciudades y, para 2050, se estima que dos de cada tres personas vivirán en zonas urbanas. Lo que esto dice es que lo que pase con la construcción, y con las ciudades, tendrá profundas consecuencias económicas, pero también dictará parte del futuro del planeta y de nuestra especie. Puede sonar obvio, pero no por eso es menos importante tenerlo en cuenta.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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