En un contexto marcado por la incertidumbre y la velocidad de los avances tecnológicos, la mentalidad de cambio se ha convertido en una competencia esencial para el liderazgo moderno. La experta en innovación y transformación cultural Carolina Pérez Echeverría sostiene que “el cambio ya no es una excepción, sino la nueva normalidad”, y que adaptarse con agilidad es clave para mantenerse vigente en entornos laborales y sociales en constante evolución.
Desde su experiencia asesorando a empresas y líderes en procesos de transformación, Pérez Echeverría plantea que el desafío más profundo no es tecnológico, sino mental. Según explica, la capacidad de aprender, desaprender y volver a aprender define el éxito de las organizaciones en un mundo donde la estabilidad dejó de ser sinónimo de seguridad. “El obstáculo no está en la tecnología, sino en cómo pensamos sobre ella”, afirma.
Para la especialista, el liderazgo del futuro se sustenta en la curiosidad, la empatía y el aprendizaje continuo. “El futuro no será de quienes más saben, sino de quienes aprenden más rápido”, advierte.
En esta entrevista con Poderyliderazgo.cl, invita a mirar el cambio sin miedo, entender la innovación como un proceso humano y asumir que reinventarse es la única forma de avanzar en la era digital.
Carolina, en tu charla hablas del miedo al cambio. ¿Por qué crees que cuesta tanto adaptarse a lo nuevo?
Porque nos enseñaron a buscar certezas. Durante años, la estabilidad fue sinónimo de éxito: tener un trabajo seguro, seguir un camino lineal, proyectar la vida con base en lo que conocíamos. Pero hoy, esa lógica ya no aplica.
El cambio es la nueva normalidad, y eso genera miedo porque nos saca de lo conocido. Sin embargo, cuando entendemos que la incertidumbre puede ser una oportunidad y una fuente de aprendizaje y no una amenaza, empezamos a verla con otros ojos. El desafío no es el cambio, es la mentalidad de cómo enfrentarlo.
Dices que el gran desafío no es tecnológico, sino mental. ¿Qué significa eso?
Significa que el obstáculo más grande no está en la tecnología, sino en cómo pensamos sobre ella. Hoy todo evoluciona rápido: aparecen nuevas herramientas, plataformas y modelos de negocio. Pero si seguimos pensando con mentalidad del siglo pasado, la tecnología no sirve de nada.
Cambiar la mentalidad implica abrirse al aprendizaje continuo, entender que no necesitamos tener todas las respuestas y aceptar que a veces aprender implica equivocarse. Lo que nos frena no es la falta de conocimiento técnico, sino la falta de apertura al cambio.
En tus charlas sueles decir que “lo que te hizo exitoso antes, no te servirá para el futuro”. ¿Por qué?
Porque el mundo no premia la experiencia si esta se queda estática. Durante mucho tiempo, lo que sabías era tu ventaja competitiva. Hoy, lo que realmente importa es tu capacidad de seguir aprendiendo. Lo que te trajo hasta aquí fue valioso, pero no garantiza que sigas siendo relevante.
Por eso insisto tanto en la idea del reskilling y upskilling: actualizarse constantemente. Es una invitación a reinventarse, no desde el miedo, sino desde la curiosidad.
Mencionas el pensamiento exponencial como una necesidad. ¿En qué se diferencia del pensamiento lineal tradicional?
El pensamiento lineal nos hace mejorar un poco lo que ya existe; el pensamiento exponencial nos hace repensarlo todo. El primero pregunta “¿cómo crezco un 10%?”, el segundo se pregunta “¿cómo hago esto diez veces mejor?”.
No es un tema de ambición, sino de mentalidad: mirar más allá del corto plazo y usar la tecnología como aliada. Las empresas y personas que adoptan este enfoque son las que logran transformarse realmente.
¿Cómo se puede aplicar esto en las empresas, especialmente en entornos donde aún hay resistencia al cambio?
Primero, creando una cultura que valore la experimentación. Si en una empresa equivocarse se castiga, nadie innovará. Los líderes tienen que permitir el error como parte del proceso de aprendizaje. Segundo, invertir en desarrollo de personas.
La transformación digital no se trata solo de software, sino de mindset. Cuando los equipos sienten que pueden aprender, aportar y evolucionar, el cambio fluye. Y tercero, entender que la transformación no es un proyecto con fecha de término; es un proceso continuo.
En tu charla también hablas del rol de las mujeres en la innovación. ¿Qué observas hoy en ese ámbito?
Veo una participación creciente, aunque muchas veces silenciosa. Hay mujeres liderando proyectos de inteligencia artificial, datos, sostenibilidad e innovación, pero aún no tienen toda la visibilidad que merecen.
Me impresiona su capacidad de conectar lo tecnológico con lo humano, de darle propósito a la innovación. El gran paso que falta es visibilizar ese talento y generar más espacios donde puedan liderar sin tener que adaptarse a moldes que ya quedaron obsoletos.
¿Cuáles son las habilidades más importantes para el futuro del trabajo?
Hoy se valora tanto la competencia técnica como la emocional. Las habilidades más importantes serán el pensamiento crítico, la adaptabilidad, la empatía y la creatividad. En un entorno que cambia constantemente, las empresas buscan personas que no solo sepan hacer, sino también pensar distinto, conectar ideas y colaborar.
Y todo eso parte del aprendizaje continuo. En el futuro, la empleabilidad no dependerá de un título, sino de la capacidad de seguir aprendiendo y reinventándose.
¿Qué papel juegan los líderes en este proceso de transformación?
Un papel central. Ya no se lidera desde el control, sino desde la inspiración. Es clave buscar cuál es el propósito emocional que mueve a cada integrante del equipo. Los líderes deben ser los primeros en adaptarse, mostrarse vulnerables y generar confianza.
Deben ser los embajadores del cambio para sus equipos. Hoy se lidera acompañando, no dirigiendo. Cuando un líder promueve el aprendizaje, la curiosidad y la experimentación, su equipo naturalmente se atreve más. El liderazgo del futuro es más humano, más cercano y más consciente del impacto que tiene en las personas.
Para cerrar, ¿qué mensaje le dejarías a quienes aún sienten miedo de cambiar?
El miedo es natural, pero te paraliza. Debemos cambiar la mentalidad del miedo a la de crecimiento. La tecnología no viene a reemplazarnos, viene a potenciarnos, y la clave es aprender a usarla a nuestro favor para ser más productivos, creativos y tomar decisiones más acertadas.
Su verdadero valor está en cómo la usamos, liberando tiempo para enfocarnos en aquello que realmente genera valor. El futuro no será de quienes más saben, sino de quienes aprenden más rápido. Mi invitación es a mirar el cambio como una oportunidad de crecer y entender que el mayor riesgo hoy es no moverse.


