Por: Francisca Baeza. Gerenta Top of Mind Capacitación
Un cuarto de las y los trabajadores en Chile se siente vulnerable en su lugar de trabajo. Un 22% ha experimentado conductas ofensivas en el último año. Estas cifras —reveladas por la última versión del Termómetro de la Salud Mental en el Trabajo (ACHS-UC, julio 2025)— no pueden pasar desapercibidas, sobre todo cuando la salud mental y la violencia laboral se instalan en la agenda pública y empresarial con la entrada en vigencia de la Ley N° 21.643, conocida como Ley Karin.
Este nuevo marco legal exige a todas las organizaciones protocolos de prevención del acoso sexual, laboral y la violencia en el trabajo. Pero más allá de la norma escrita, lo que transforma las culturas organizacionales es la formación consciente y sistemática de quienes lideran y conviven en esos espacios.
Las empresas que han implementado acciones concretas, como capacitaciones o talleres, aún no superan el 60%. Solo un 57,5% de las personas trabajadoras afirma haber recibido formación sobre la Ley Karin. La brecha es clara, especialmente en micro y pequeñas empresas.
Capacitar no es una formalidad: es una estrategia de protección. Es formar líderes conscientes, crear espacios de confianza, romper el silencio que normaliza la violencia y entregar herramientas para actuar cuando una situación de acoso o maltrato se presenta.
Desde Top of Mind Capacitación lo vemos cada día: cuando las personas entienden el alcance de la Ley Karin, reconocen situaciones que antes callaban. Con capacitación emocionalmente inteligente, la organización entera cambia su forma de relacionarse.
No se trata solo de cumplir con una obligación legal, sino de construir culturas laborales donde la dignidad, el respeto y la salud mental sean pilares centrales.
La Ley Karin representa una oportunidad histórica para entornos laborales más seguros y humanos. Sin capacitación, esa oportunidad se pierde entre protocolos firmados pero nunca comprendidos.
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