¿Salmones y Daño Ambiental?

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Por: Pedro Alvarado M. Ingeniero en Acuicultura. Especialista en cultivo de salmones, moluscos y crustáceos.


Hace unas semanas atrás los salmones nos han vuelto a traer al frente el tema Medio Ambiental en la Región de Los Lagos.

A través de la prensa escrita y de las RRSS se han emitido una serie de planteamientos respecto de un suceso que sólo es la consecuencia de un temporal, algo que sucede muy a menudo en esta época en la zona afectada, unos años con mayor o menor fuerza que otros, pero que nunca está ausente.

Para contextualizar, entre el 5 y el 7 de julio se produjo el pick de un temporal que estaba anunciado a través de todos los medios disponibles hoy en día. La consecuencia de este evento natural y común: el escape de un gran número de salmones desde un centro de cultivo de la empresa Marine Harvest.

¿Por qué se produjo este escape? Porque el viento y el oleaje han de haber soltado y tal vez cortado las líneas de fondeo de este centro de cultivo; producto de lo mismo, y a la ruptura o torsión de las estructuras metálicas que conforman un centro de cultivos, las redes peceras se rompieron y se produjo la fuga.

Ahora bien, hay que destacar aquí dos cosas: 1) el escape no es masivo de manera inmediata; 2) la notificación de dicho escape se realizó en los plazos que establece la Ley.

Mucha gente, conocedora pero no siempre experta en este tema partió señalando que esto era un grave daño ambiental, que afectaría al ecosistema de la región. No lo destaco entre comillas, porque hay mucha gente opinando lo mismo, lo escucha o lo lee, y lo repite, y esta práctica de repetición ha llegado hasta nuestros parlamentarios.

Algunas ideas para hacer un análisis más minucioso.

El centro de cultivos está en un canal, porque habitualmente son los lugares más apropiados por sus características (protegidos de vientos, baja altura de ola, accesibilidad para los operarios, entre otros). Desde que se inició el cultivo intensivo de salmones en Chile por allá por la década de los 80, los salmoneros han abocado esfuerzos técnicos para conseguir siempre los mejores lugares para instalar las balsa-jaula, y con el paso y evolución del tiempo, así como en muchas áreas de nuestra vida, la instalación de centros de cultivo ha ido mejorando también: mejores cables de fondeo, mejoras en la calidad de los pesos de hormigón que finalmente los que sujetan y mantienen firmes a las jaulas, mejoras en los materiales y el tratamiento que se realiza al acero con el que se construye una balsa-jaula, etc, mejora en las técnicas usadas para mantener alejados a los depredadores de los salmones, en definitiva, todo lo que sea necesario con el objetivo de que los peces se mantengan en su lugar de cría y engorda. ¿O alguien cree que una empresa va a realizar una inversión gigantesca en infraestructura, en biomasa de peces, en alimento (ítem más caro del proceso productivo), y no va a tomar las medidas de resguardo ante sucesos climáticos naturales? Creo que no, pero en un primer análisis, a la mayoría se les olvida esto.

Loberías cercanas. ¿Por qué es importante este hecho? Porque los lobos marinos son depredadores naturales de los salmones; la industria invierte millones de dólares en proteger los cultivos tratando de evitar que estos animales ingresen a las jaulas. En un artículo aparecido en una revista que se distribuye entre actores de la industria, se señala acerca de un estudio que realizó la Universidad de Valparaíso acerca de la dieta de los lobos marinos en el sur de Chile. En dicho artículo señalan que “estudios previos de composición de la dieta del lobo marino común en la Región de Los Lagos, encontraron que los salmónidos de cultivo se habían convertido en uno de los ítems principales de la dieta de este depredador de hábitos generalista y oportunista.

En dicho estudio, la doctora Maritza Sepúlveda sugiere que el lobo marino común es una especie “plástica”, que es capaz de adaptarse a variaciones, tanto espaciales como temporales, en la abundancia de sus presas potenciales, incluyendo salmones de cultivo y asilvestrados”

Los lobos marinos están protegidos por ley: ello ha significado que su número crezca enormemente. ¿Quién controla a esta especie? Un mamífero aún más grande: las orcas; sin embargo, esta última especie no es tan asidua a los canales y costas protegidas, lo que implica que esta especie crece en población. Estudios realizados por la Subsecretaría de Pesca señalan que las poblaciones de lobos marinos son grandes en la primera y décima regiones, con un mayor número de individuos en la Xa Región. El mismo estudio señala que los lobos marinos tienen una fuerte competencia con la pesca artesanal, y que estos últimos se ven enfrentados a grupos conservasionistas ya que los pescadores consideran que el lobo marino debe ser eliminado, grupos conservacionistas ven que la expansión de la pesca podría hacer declinar las poblaciones de estos animales (Harwood & Croxall, 1988).

Considerando lo anterior, el primer depredador natural que ha de haber sacado partido de los salmones escapados, han sido los lobos.

Las preguntas referidas al peso y medicamento me llevaron a escuchar lo que señalaba en ese momento la autoridad sanitaria respecto de no consumir estos salmones, porque se les había dado una dosis de antibioticos: “Los salmones fugados se encuentra con altas dosis de fármacos, por lo que hemos intensificado la fiscalización, notificando a locatarios que deben tener registro de procedencias, acreditación de productos, por eso el llamado a la población desde nosotros como salud es adquirir pescados y mariscos solo en locales autorizados”, argumentó la jefe del Departamento de Accion Sanitaria de la seremi de salud Marcela Cárdenas. Lamentablemente nadie se acercó al veterinario o a gente de la empresa afectada para consultar acerca del fármaco aludido, el antibiótico Florfenicol, cuya metabolización alcanza cerca del 97% de lo ofertado y que tiene una carencia de 4,5 días a una temperatura del agua de 10,8ºC. Por tanto, lo que faltaba era la certificación sanitaria (un documento que debe firmar el veterinario de la empresa), donde se señale la fecha de inicio y de término del tratamiento, el fármaco ocupado, la concentración del fármaco ocupado, el grupo y especie donde se aplicó el fármaco, la empresa dueña de los salmones, entre otras cosas. Eso es la trazabilidad de la cual muchos hablaron pero que no aclararon a la población en general.

Ahora bien, considerando lo anterior, hay que evaluar si el daño ambiental es tan grave como se ha señalado por buena parte de la población (pescadores, ambientalistas, politicos, parlamentarios, medios de prensa), y que practicamente la empresa no hizo nada para evitar que este evento suceda.

Mi respuesta es: NO. No soy defensor de los salmoneros, pero es necesario exponer todos o la mayoría de los puntos en cuestión para que la ciudadanía se haga un panorama completo de la situación.

Se ha informado ademas que la empresa ya ha recuperado cerca del 6% de la población mermada mediante diversos métodos, pero que debe lograr al menos la recuperación del 10% que es lo que se establece en las medidas de mitigación que Sernapesca y la industria del salmón se auto-impusieron por allá por el año 2005 cuando se alcanzó el pick de cultivos y el G-7 de los salmoneros buscaban minimizar los errores en las diferentes etapas del ciclo de cultivo del salmón.

Lo importante y que debe ser resuelto a la brevedad es que los daños ambientales se provocan porque las autoridades no realizan el trabajo de fiscalizacion que está establecido. En particular, la industria salmonera esta muy regulada desde sus inicios en Chile; sin embargo, la flexibilidad con que se ha ido desarrollando ha ido permitiendo que muchas empresas y muchos ejecutivos tambien vayan siendo flexibles en el autocontrol de este cultivo. Este evento y todos los comentarios que lo rodean me hace recordar el evento del ISA el año 2008.

Si hay daño ambiental, en este tipo de cultivos como también ocurre en otras actividades, es sólo responsablidad de la autoridad que no logra llegar a la revisión de todos los procesos, generando esos vacíos que permiten a las empresas del rubro que sea a que dejen de hacer ciertas cosas que están normadas y que finalmente terminan afectándonos a todos. Somos nosotros quienes debemos educarnos, interiorizarnos de las actividades que se desarrollan a nuestro alrededor, y pedir que dichas actividades se desarrollen de la manera adecuada, y no tener que esperar a que un fenómeno de la naturaleza nos alerte de los daños que se están causando en el proceso por no estar atentos. Los temporales en el sur, sólo dejan al descubierto las falencias que como población tenemos.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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