Por Luz María García, Gerenta general de ACTI
Esta semana el país celebra la Semana de las Mipymes y Cooperativas, una instancia necesaria para reconocer el rol que cumplen las pequeñas y medianas empresas en la economía chilena, las cuales representan el 98,3% del total de compañías y generan el 62% del empleo privado, pero siguen enfrentando barreras que frenan su crecimiento.
Tras la pandemia, aún faltan 292 mil puestos de trabajo para alcanzar los niveles previos a 2020. ¿Cómo aseguramos que puedan competir en un entorno donde la productividad depende de la adopción tecnológica?
El principal obstáculo es que muchas pymes aún operan con herramientas analógicas, con poca conectividad y escaso acceso a capacitación digital. Ese rezago tiene un costo visible: la brecha tecnológica se traduce en menores ventas, productividad y acceso a nuevos mercados.
Según la Encuesta Adopción Digital Pymes Chile 2023, el 90% de las pymes reconoce que la digitalización es relevante, pero solo una de cada cuatro ha logrado implementar una estrategia concreta. En otras palabras, existe conciencia, pero falta acompañamiento.
El desafío no es menor. La mitad de las pymes chilenas aún está explorando iniciativas digitales, muchas veces limitadas a redes sociales o canales básicos de venta en línea. Sin embargo, la digitalización implica gestión de datos, automatización, ciberseguridad y cultura digital. Y ahí es donde Chile todavía tiene tareas pendientes.
La adopción tecnológica sigue concentrada en empresas medianas y urbanas, mientras miles de micro y pequeñas firmas en regiones siguen sin conectividad estable o acceso a soluciones asequibles.
Desde ACTI, vemos en este escenario una oportunidad concreta para integrar a las pymes a la Economía Digital, con incentivos claros para invertir en infraestructura, automatización y seguridad tecnológica. La nueva Ley de Permisos Sectoriales abre la posibilidad de acortar los plazos para desplegar fibra óptica, data centers e infraestructura tecnológica regional, acercando herramientas digitales a miles de emprendimientos locales.
Otro punto clave es el capital humano. Por eso hemos acercado propuestas a los comandos presidenciales para fortalecer los programas de reconversión laboral y certificación de competencias digitales, especialmente en regiones. La adopción tecnológica requiere acompañamiento, formación y alianzas entre Estado, industria y academia.
También es fundamental avanzar hacia una regulación pro-innovación. Chile necesita leyes de Datos Personales, Ciberseguridad e Inteligencia Artificial que protejan a las personas, pero que también habiliten a las empresas a innovar. La sobre-regulación no debe transformarse en una barrera para el salto digital de las pymes.
La Semana de la Pyme debe servir para pasar del reconocimiento a la acción. Si queremos un desarrollo más equitativo, debemos asegurar que cada empresa —sin importar su tamaño o ubicación— tenga condiciones para digitalizarse, crecer y competir. En eso, el país tiene una tarea pendiente.
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