[Opinión] La bola de cristal y los antídotos al mismo tiempo

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Por: Carolina Morgado. Consultora de Negocios. Fundadora de Clanwork


En estos tiempos que corren, que nos hacen recordar los locos años 20 (Justo! hace 100 años): pandemia, guerra, migración, tecnología, abundancia, feminismo, revolución industrial y cambios estructurales en la sociedad, como en los mercados: un cambio de paradigma completo constituyen el hoy como “los nuevos locos años 20”. Estamos frente a los mismos ingredientes, sin embargo no nos sirve la misma receta.

Soy una convencida de que la historia siempre se repite por diversos motivos, la información está ahí para ser utilizada, para prevenir y sobre todo para resolver. Si Hitler hubiera considerado este factor, no se hubiera lanzado en campaña militar a la antigua Rusia, considerando el estrepitoso fracaso de las tropas de Napoleón en el mismo lugar y en condiciones similares y correr la misma suerte (como éste, más ejemplos en la historia).

Me pregunto: ¿y si fuéramos capaces de anticiparnos a aquellos momentos duros de nuestra propia historia, lo haríamos? La historia nos indica que la crisis del 29 fue una caída inesperada del sistema bancario, de los mercados y marcó años de escasez, contraponiéndose a años de “estabilidad”, la que hoy sabemos que es una estabilidad inestable.

En un panorama de miles de cambios no pudieron prever que no era posible que “todo cambie sin que efectivamente todo cambie”. Ahora nosotros nos acostumbramos a esta forma de vida y la damos por sentada, haciendo como que nada pasa, continuando con nuestras vidas, nuestros días de la forma en que sabemos hacerlo (igual como lo hicieron en esa época).

Si pudiéramos parar un instante y dejar la desidia, podríamos ver como el pasado refleja una parte del futuro. Con un pensamiento fuera de la caja podríamos saber qué hacer para prevenir y resolver estos convulsionados paisajes. Aquí presento mi maletín con antídotos:

1.- Como el mercado está cada vez más incierto, sujeto a diferentes cambios y a muchos factores a veces invisibles que terminan por ser significativos en el ecosistema impactándonos de frente, deberemos revisar nuestros objetivos en plazos más cortos, ya que el mundo está en cambio permanente…y en un año abrimos los ojos y la realidad es totalmente diferente y a veces impensada. Para ello propongo OKR, una metodología ágil en gestión e implementación, que ha demostrado ser extraordinaria para enfrentar la incertidumbre.

2.- Para que los cambios tecnológicos no nos pasen por encima (como, por ejemplo, la actual irrupción de la inteligencia artificial que al parecer reemplazará en Chile el 53% de los empleos y el 31% de ellos desaparecerá por completo en un plazo de 2 a 4 años y ojo…también hará lo suyo con algunos emprendimientos, empresas y negocios).

Propongo planificación estratégica ágil, que nos haga profundizar en qué negocios estamos (y así evitar que nos pase lo que a Kodak, líder de la fotografía que terminó por desaparecer precisamente por los cambios tecnológicos, al no entender que no estaban en el negocio de la fotografía, sino en el de los recuerdos. Vale la pena preguntarnos en cuál estamos nosotros)

3.- Como ya sabemos que los impulsos de la tecnología cambian las conductas de consumo de nuestros clientes, y de ellos depende la continuidad de nuestras operaciones, propongo Customer Journey, un estudio dedicado que permite entender las necesidades más profundas de nuestros clientes, y de esta manera tener el foco orientado a cautivarlos, diseñando experiencias únicas e inigualables para ellos, estableciendo estrategias eficientes en costos y recursos, con resultados visibles.

4.- Precisamente si de cambios tecnológicos se trata y de la constante necesidad de reformular de una manera que se resuelvan problemas resignados, cosas a las que ya estamos acostumbrados que nadie las ha podido mejorar, sin embargo funcionan, pero que de resolverse constituirían una innovación, propongo Design Thinking, un método que nos permite alcanzar la innovación en productos o servicios, y dar ese salto que estamos esperando “se nos ocurra un buen día”, día que así por así o llega.

5.- De la misma manera en que nuestros clientes cambian, nuestros colaboradores y nosotros mismos lo hacemos también, estos cambios no siempre vienen de la mano a desarrollar las competencias y habilidades que se hacen necesarias para cubrir los desafíos del mercado y los propósitos de nuestras organizaciones (…eso del negocio de los recuerdos). Para ello propongo desarrollo de habilidades ágiles (si nuestros colaboradores ya desarrollaron algunas, vale la pena profundizar en ellas para lograr equipos de alto impacto). Algunas de esas habilidades: autonomía, comunicación, liderazgo, flexibilidad, confianza, entre otras, que tomadas en cuenta como un efecto clave y diferenciador podrían ser el antídoto hacia adentro y hacia afuera de nuestras organizaciones, pues conectar empáticamente con nuestros colaboradores hará el efecto refractario hacia nuestros clientes: traducido a algo simple ocúpese de sus colaboradores, que ellos se ocuparán de sus clientes.

6.- Ahora si tomamos el desafío en la envergadura que tiene, en los pilares de: colaboradores, clientes, productos, tecnologías, mercados, y queremos buscar una solución integrada y más de largo plazo, propongo la transformación ágil (…es una botella de dos litros), pero servirá por más tiempo y logrará mantenerse inmune a muchas de las problemáticas que están y otras que vienen en lo que queda de estos “nuevos locos años 20”.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.



 

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