[Opinión] Cómo llamamos su atención

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Por: Paulina Olivares C. Académica de Pedagogía en Educación Diferencial de la UCentral, región Coquimbo


Que no pueda terminar lo que hace, que pierda los lápices, que no pueda estar quieto, que se olvide lo que tenía que hacer, estas y muchas más son señales comunes de un trastorno de déficit de atención e hiperactividad, conocido por sus siglas TDAH.

Esta condición tiene prevalencia en los niños y a menudo continúa en edad adulta, donde se categoriza como déficit atencional residual. El TDAH se caracteriza por necesidades para mantener la atención, hiperactividad y comportamiento impulsivo.

Los factores que pueden estar involucrados en el desarrollo del trastorno por déficit de atención e hiperactividad incluyen la genética, el medio ambiente o problemas con el sistema nervioso central en momentos clave del desarrollo. Normalmente el diagnóstico propiamente tal suele realizarse al inicio de la edad escolar específicamente en primero básico.

Bajo este contexto es imprescindible generar apoyos y mediación en los procesos cognitivos, funciones ejecutivas que son el director de orquesta de nuestro cerebro ya que estas habilidades son necesarias para planificar, organizar, guiar, revisar, evaluar el comportamiento necesario para adaptarse eficazmente.

Para el éxito del proceso de intervención es fundamental  contar con una evaluación integral de profesionales idóneos que permitan identificar las características y necesidades del contexto para eliminar las barreras de acceso y  otorgar herramientas en las que se construyan comunidades inclusivas, tanto para el estudiante y sus familias como para la sociedad en general, quienes deben concientizar la necesidad que cada individuo es diferente y en consecuencia debemos construir culturas basadas en la diversidad.

El desconocimiento o falta de información de la población y de algunos docentes frente a problemas como éste origina que se sientan desesperados o con pocos elementos para poder actuar de forma correcta. Por ello, es importante que ellos conozcan las características particulares de los alumnos y que cuenten con los elementos teóricos y metodológicos necesarios para que tengan una oportuna y apropiada intervención.

Algunas estrategias que utilizan para el trabajo con los niños con déficit de atención es mantener una estructura de trabajo de manera sistemática y constante, juegos de mesas, rompecabezas de su interés, sopa de letras, laberintos, hábitos de estudios que sean por tiempos cortos y siempre acompañados de material concreto y audiovisual, con el objetivo de proporcionar múltiples formas de representación.

Se sugiere dividir las tereas escolares, reforzarlos con narrativas positivas, dar  instrucciones claras, despejar su escritorio para evitar distracciones, otras opciones  para las familias es  que puedan realizar deporte o algún tipo de actividad extra programática, todas estas estrategias permitirán disminuir las barreras que presenta al momento de su proceso de aprendizaje, destacando que es un trabajo colaborativo desde la familia, colegio y especialistas  que  contribuyan con los apoyos necesarios .


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo. 

 

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