Por: Carlos Saravia A. Director regional FOSIS O’Higgins
El proyecto de ley presentado por el Ministerio de Hacienda, que modifica los tributos de pequeñas y medianas empresas, incluye como una de sus principales novedades la creación del monotributo social. Esta iniciativa se orienta a apoyar a personas que realizan emprendimientos de baja escala, por medio de un régimen tributario ultra simplificado.
Este régimen implica un único pago mensual de 0.5 UTM (aprox. $35.000) que cubre todas las obligaciones tributarias de las personas que pertenecen al 80% del Registro Social de Hogares y generan ventas anuales menores a 310 UF.
Además de reducir los obstáculos de la formalización, el monotributo incluye el acceso al seguro social, la Ley Sanna y cotizaciones de pensiones de vejez con cargo al empleador. De esta manera, se fortalecerá la seguridad social de quienes se acojan a este sistema.
Asimismo, fomentará la integración ciudadana, ya que las personas no solo contribuirán al desarrollo del país, sino que también adquirirán la capacidad de exigir y hacer efectivos sus derechos sociales.
En territorios como el nuestro, donde la informalidad laboral asciende al 26% a nivel nacional, y una parte importante se concentra en actividades comerciales, el monotributo social es una oportunidad concreta.
La formalidad abre la puerta al acceso a financiamiento, capacitaciones y redes comerciales que hoy pueden estar fuera del alcance de muchos microemprendimientos. Todo esto podría ser especialmente valioso para los emprendimientos apoyados por el FOSIS en la región de O’Higgins.
Las experiencias internacionales en Brasil y Uruguay refuerzan la viabilidad del monotributo social. Regímenes tributarios simplificados han permitido que miles de personas ingresen a la formalidad, con resultados positivos para sus ingresos y bienestar social.
Si se ajusta a las necesidades reales de los territorios, el monotributo social representa una oportunidad para impulsar la formalización, el crecimiento económico y el desarrollo regional.
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