Por: Macarena Rojas Abalos, Presidenta ACHIPEC; y Natalia Salazar Muñoz, Directora Zonar Sur ACHIPEC. Asociación Chilena de Periodistas y Profesionales para la Comunicación de la Ciencia 

Cada 11 de febrero, en el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia, celebramos los avances en la participación femenina en las carreras STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas). Sin embargo, también es una oportunidad para reflexionar sobre los desafíos que persisten en Chile y en el mundo.

Aunque las brechas de ingreso en estas disciplinas han disminuido -en parte gracias a la acción del Programa Más Mujeres Científicas +MC, que ofrece cupos adicionales a los regulares en 42 universidades adscritas- el verdadero reto ya no es solo atraer a más mujeres, sino lograr que se mantengan y progresen en sus estudios y carreras.

Si bien, los datos del MINEDUC 2025 muestran un aumento en la matrícula femenina en STEM, alcanzando un 32%, dos puntos porcentuales más que el año anterior, las cifras también evidencian la contínua disminución en los niveles más altos de formación y liderazgo. No basta con llegar; el verdadero desafío es quedarnos, crecer y ocupar espacios de decisión.

Las iniciativas de comunicación científica, las y los docentes comprometidos y los programas educativos han sido claves en el crecimiento del interés femenino por la ciencia y la tecnología.

Sin embargo, la retención requiere estrategias de apoyo más robustas: políticas de conciliación laboral y familiar, incentivos para la contratación y promoción de mujeres en ámbitos académicos e industriales, así como la eliminación de barreras estructurales que perpetúan la desigualdad.

El acceso a posiciones de liderazgo en investigación, industria y políticas públicas es clave para transformar el panorama. Nuestro país no solo necesita más mujeres en STEM, sino mujeres que lideren, que transformen y que construyan un futuro donde la equidad sea la norma, no la excepción. Esto no es solo un tema de justicia social; la diversidad en los equipos de trabajo mejora la creatividad y la innovación, beneficiando tanto a la ciencia como a la productividad del país.

A pesar de los avances, los estereotipos de género siguen siendo una barrera desde edades tempranas. Las expectativas de docentes y familias, así como la autoconfianza de las niñas en matemáticas y ciencias, siguen marcando diferencias en sus trayectorias académicas y profesionales. Por ello, es fundamental implementar estrategias como mentorías, formación docente con enfoque de género y la visibilización de modelos femeninos en STEM.

A todas las jóvenes que sienten curiosidad por la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas: sepan que no están solas. Somos una comunidad de mujeres y hombres que hemos luchado –y seguimos luchando– para que más mujeres sean parte activa del desarrollo del conocimiento, de la innovación y de la toma de decisiones que definirán el futuro.

La invitación no es a resignarse ni a acomodarse. Es seguir sintiéndonos incómodas hasta que todo encaje, hasta que nuestras voces sean escuchadas sin cuestionamientos, hasta que el talento y la perseverancia pesen más que los estereotipos. Porque STEM no solo necesita más mujeres, sino mujeres que lideren, que transformen y que construyan un futuro donde la equidad sea la norma, no la excepción.

El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo