Consejero nacional de la Cámara Chilena de la Construcción analiza efectos de incertidumbre política, costos regulatorios y rezagos en la macrozona sur, planteando medidas para reactivar inversión y empleo
Con más de tres décadas radicado en la Región de La Araucanía, Luis Felipe Braithwaite, consejero nacional de la Cámara Chilena de la Construcción y fundador de Onewaite, ha liderado proyectos inmobiliarios y gremiales en uno de los territorios más complejos del país. Desde Temuco y Pucón, ha sido testigo directo de los cambios en la inversión y de las consecuencias de la incertidumbre regulatoria.
En su trayectoria ha combinado gestión empresarial con participación gremial, encabezando procesos de planificación urbana y promoviendo la formación técnica como base para el empleo. Ex presidente regional de la Cámara Chilena de la Construcción, conoce desde dentro las dificultades que enfrentan las empresas medianas para concretar obras en contextos normativos cambiantes.
Braithwaite sostiene que la seguridad y la estabilidad política son condiciones esenciales para invertir. En esta entrevista exclusiva con www.poderyliderazgo.cl, analiza los factores que explican la salida de capitales, los sobrecostos por permisología y la necesidad de proyectos urbanos de baja huella para dinamizar el sur del país.
Inversión y estabilidad política en la macrozona sur
Usted afirma que seguridad y estabilidad política son la base para invertir. ¿Cómo se refleja hoy esa necesidad en la macrozona sur?
La estabilidad política es un factor decisivo para cualquier inversionista. En la macrozona sur, la incertidumbre normativa y social ha retraído proyectos inmobiliarios y de infraestructura, que antes se aprobaban sin mayores dificultades. En los últimos cuatro años, según mis cálculos, salieron más de 80 mil millones de dólares del país, cifra que impacta directamente en la disponibilidad de capital para regiones como la Araucanía.
La percepción de riesgo cambió drásticamente. Antes un proyecto podía sostener financiamiento con tasas predecibles; hoy los bancos incorporan primas de riesgo mayores y exigen garantías adicionales. Esto hace que obras pensadas para ciudades intermedias queden postergadas.
Usted ha señalado que la permisología encareció hasta en 20% los presupuestos. ¿Qué factores específicos inciden en ese aumento?
Los sobrecostos provienen de múltiples cuellos de botella. Por ejemplo, hallazgos arqueológicos no resueltos a tiempo pueden detener faenas hasta seis meses, lo que encarece financiamiento y contratos. En Monumentos Nacionales hay un cuello de botella crítico: una solicitud puede tardar medio año en resolverse.
A esto se suma la superposición de normas medioambientales y municipales, que obliga a rehacer expedientes. En promedio, calculamos que la permisología incrementó entre 17% y 20% los costos directos de construcción, un margen difícil de absorber para empresas medianas. El resultado es concentración del mercado y menor competencia.
Un proyecto inmobiliario demora seis años y atraviesa dos gobiernos. ¿Cómo afecta esto la certeza regulatoria?
Un desarrollo privado promedio en Chile dura seis años desde su diseño hasta la entrega, por lo que necesariamente pasa por dos administraciones con agendas diferentes. Cada cambio normativo implica ajustes, nuevos permisos y costos adicionales.
Esto desalienta a inversionistas extranjeros que buscan horizontes de largo plazo. Antes Chile era percibido como un país predecible; hoy esa percepción retrocedió más de 20 años. Recuperar confianza exige reglas claras y estabilidad sostenida en el tiempo.
Formación técnica, urbanismo y baja huella en el sur
En sus declaraciones plantea fortalecer la formación técnica. ¿Qué rol cumple en la reactivación económica del sur?
La educación técnico-profesional tiene empleabilidad inmediata en obras y servicios. El técnico profesional tiene hoy enorme campo laboral real, pero requiere especialización continua. Propongo que cada carrera universitaria tenga un “apellido” de posgrado para no quedar rezagado frente a nuevas tecnologías de construcción y sostenibilidad.
En regiones, formar técnicos permite que los proyectos contraten mano de obra local, reduciendo costos de traslado y fortaleciendo la economía territorial. Esto es clave en ciudades como Temuco o Pucón, donde la demanda por oficios especializados supera la oferta.
Usted habla de urbanismo de baja huella en Pucón y Temuco. ¿Cómo funciona ese modelo?
En Onewaite diseñamos proyectos que ocupan solo 18% del suelo, con estacionamientos subterráneos y arbolado intacto. Esto reduce impacto ambiental y conflictividad con vecinos. Por cada unidad entregada plantamos 15 árboles nativos, reforestando el entorno inmediato.
Este estándar no solo mejora la calidad de vida, sino que también agiliza permisos al alinearse con criterios ambientales más exigentes. Es una forma de demostrar que desarrollo inmobiliario y conservación pueden coexistir en ciudades del sur.
¿Qué recomienda a jóvenes profesionales y emprendedores que buscan oportunidades en regiones?
Mi consejo es trabajar primero como dependiente para aprender procesos y luego emprender. El emprendimiento propio debe ser meta natural porque en regiones hay espacio para innovar y crear cadenas locales.
Además, mirar la infancia y experiencias familiares ayuda a descubrir vocaciones. “Mira tu entorno de infancia; ahí están claves de vocación”. Conectarse con la realidad territorial es esencial para proyectos sostenibles.
En un contexto de incertidumbre, ¿cómo pueden las empresas mantener presencia en territorios complejos?
La clave es estar presentes y encima del negocio. En la macrozona sur, la lejanía de los directorios agrava la desconexión. Recomiendo que las empresas instalen equipos permanentes y no solo visitas puntuales.
Esto permite reaccionar rápido ante conflictos, fortalecer relaciones con comunidades y evitar que la incertidumbre derive en cancelaciones de proyectos. La disciplina y la constancia forman actitud frente a la vida y los fracasos, también en negocios.