En 2025, la Región de O’Higgins registra un dinamismo creciente en obras públicas y vivienda social, contra un escenario nacional marcado por una caída de la inversión privada y retos en permisos. El sector construcción se perfila como clave para la reactivación económica regional, enfrentando presión por sostenibilidad, escasez de mano de obra técnica y necesidad de cadenas productivas más eficientes.
Ante esos desafíos, la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) O’Higgins inicia el periodo 2025-2027 bajo la presidencia de Francisco Donoso Tagle, asumiendo con el objetivo de articular visión estratégica, defender al gremio territorial y mejorar la calidad de vida mediante viviendas dignas y obras públicas eficientes. Su mandato busca acelerar la industrialización y fortalecer la innovación para responder a presiones presupuestarias, normativas y medioambientales.
En conversación exclusiva con Francisco Donoso, presidente del gremio empresarial a nivel regional, aborda el estado del sector, los desafíos inmediatos, las iniciativas de innovación, la sostenibilidad y las alianzas público-privadas necesarias para consolidar un gremio más productivo, responsable y sostenible en O’Higgins.
¿Qué significa, en lo personal y profesional, asumir la presidencia regional de la CChC O’Higgins?
Asumir esta presidencia es un honor y una responsabilidad profunda. En lo personal representa la oportunidad de devolver a mi querida región y a su CCHC O´Higgins el respaldo y la confianza que me han dado empresas, colegas y amigos.
En lo profesional, es la posibilidad de poner experiencia técnica y de gestión al servicio del desarrollo regional: articular visión estratégica, defender el rol del sector en la reactivación económica y mejorar la calidad de vida de nuestros habitantes a través de obras y viviendas dignas. Me comprometo a liderar con cercanía, transparencia y foco en resultados.
¿Cuál es su principal diagnóstico sobre el estado actual del sector construcción en la región y cuáles considera son sus principales desafíos inmediatos?
La construcción en O’Higgins tiene fortalezas claras: capital humano con experiencia, empresas adaptables y demanda en segmentos como vivienda social y obras públicas. Sin embargo, enfrentamos desafíos inmediatos: escasez de mano de obra calificada en oficios técnicos, retrasos y rigideces en procesos de permisos, necesidad de modernizar cadenas productivas, presión por sostenibilidad, disminución del presupuesto público y poca inversión del mundo privado.
Nuestro diagnóstico pide acelerar industrialización, mejorar formación técnica y perfeccionar la relación público-privada para reducir plazos y costos.
La nueva Mesa Directiva anunció como foco la industrialización e innovación en la construcción. ¿Qué iniciativas concretas evalúan impulsar para avanzar en estos ámbitos dentro de la región de O’Higgins?
La CCHC ha puesto desde hace años el foco en la productividad y la industrialización como motores del desarrollo de nuestro gremio. Estos ejes no son modas pasajeras, sino tendencias irreversibles que están transformando la manera en que concebimos, diseñamos y ejecutamos proyectos de construcción.
Como región, tenemos la responsabilidad de recoger estas iniciativas y adaptarlas a nuestra realidad, generando un ecosistema capaz de incorporar nuevas tecnologías, procesos más eficientes y prácticas sostenibles que permitan elevar la competitividad del sector.
Subirse al carro de la innovación no es una opción, es una necesidad estratégica. El entorno económico actual —marcado por la disminución del presupuesto público y la baja inversión del mundo privado— nos exige ser más creativos, productivos y colaborativos. Quienes no se abran a este cambio quedarán rezagados frente a empresas y regiones que ya están avanzando en la industrialización, la digitalización y la adopción de metodologías modernas de gestión.
Por lo mismo, es fundamental generar un compromiso colectivo: empresas, sector público, academia y gremios debemos trabajar juntos para acelerar la innovación, formar capital humano preparado para estas transformaciones y crear condiciones que permitan atraer inversión y mejorar la calidad de vida en nuestras comunidades.
La industrialización y la productividad no solo son motores de crecimiento, también son la llave para dar respuestas más rápidas, sostenibles y de calidad a las necesidades urgentes de la región.
Uno de los objetivos planteados es “sumar beneficios para los trabajadores”. ¿Qué acciones específicas se contemplan para mejorar las condiciones laborales y las oportunidades de capacitación en el sector?
La Fundación CChC ofrece a empresas socias programas sociales cofinanciados que fortalecen la salud, formación y bienestar de trabajadores y familias. Gracias a este cofinanciamiento, las empresas acceden a beneficios de alto impacto a bajo costo.
La CChC O’Higgins busca consolidarse como un referente técnico y estratégico en la región. ¿De qué forma avanzará en esa línea y qué rol jugará el Consejo Regional?
El Consejo Regional de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) es el órgano representativo en cada región, encargado de vincular la realidad local con la estrategia nacional del gremio. Actúa como puente entre empresas socias, autoridades y comunidad, asegurando que las prioridades se adapten al contexto territorial.
Sus funciones principales son la representación gremial, la coordinación regional mediante comités especializados, y la articulación con la CChC nacional, canalizando inquietudes y difundiendo políticas centrales. Además, impulsa el desarrollo local, promoviendo inversión, innovación, sostenibilidad, capacitación y responsabilidad social.
El Consejo está integrado por representantes elegidos por los socios, cuyo presidente forma parte del Consejo Nacional, garantizando la conexión entre gestión regional y estrategia nacional. En síntesis, es el principal articulador del gremio en cada territorio.
¿Qué significa para usted aplicar la sostenibilidad en la industria de la construcción y cómo se puede medir su impacto?
El Compromiso Pro de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) es una iniciativa voluntaria que impulsa a las empresas socias a elevar sus estándares de gestión, con foco en seguridad, innovación y sostenibilidad. En este ámbito, la gestión de residuos de la construcción es clave, siendo los Rescon (sitios de disposición) una respuesta al creciente impacto ambiental del sector.
Adherir implica evaluaciones y reportes periódicos, lo que asegura mejora continua. Esto no solo reduce impactos y costos, sino que también fortalece el cumplimiento normativo y el posicionamiento empresarial. En síntesis, el Compromiso Pro convierte la sostenibilidad en un eje estratégico para una construcción más moderna, eficiente y responsable en Chile.
La actividad gremial también implica generar instancias de colaboración público-privada. ¿En qué áreas identifica mayores oportunidades de trabajo conjunto con municipios, Seremias y/o el Gobierno Regional?
Lo hacemos con una agenda concreta y permanente: mesas sectoriales periódicas con autoridades regionales y Seremías, mesas temáticas por proyecto (permisos, vivienda, empleo) y en el corto plazo esperamos definir proyectos prioritarios de inversión que puedan licitarse en 12 a 18 meses. Buscamos soluciones reales, no sólo discursos.
En materia de vivienda social y soluciones habitacionales (permisos ágiles y pilotos de industrialización); obras de infraestructura local (plazas, equipamiento comunal); formación técnica y empleabilidad (programas SENCE/municipios/centros de formación); gestión de residuos e iniciativas de economía circular en obra; y digitalización de procesos municipales vinculados a permisos y fiscalizaciones.
En cada una podemos articular roles claros: el sector privado aporta ejecución y know-how; el público, suelo, normativas y cofinanciamiento estratégico.
Finalmente, ¿cómo visualiza la CChC O’Higgins al término de su mandato en 2027 y qué legado le gustaría dejar como presidente del gremio en la región?
Al término del periodo visualizo una CChC O’Higgins más unidad y colaborativa entre los socios, articulada con autoridades, con proyectos piloto de industrialización funcionando y replicables, con programas de capacitación técnica consolidados y mejoras medibles en condiciones laborales. Con una Fundación CCHC consolidada en la ayuda a nuestros trabajadores y socios.
Quiero dejar es una organización que dejó herramientas concretas y que contribuyó a una industria regional más productiva, sostenible y socialmente responsable. Ese será mi norte: resultados tangibles que perduren.