La crisis del agua ya no admite diagnósticos, sino decisiones concretas. Así lo advierten los expertos de Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) —una iniciativa impulsada por Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina— tras reunirse con equipos programáticos de cuatro candidaturas presidenciales.
Según el equipo técnico, “las propuestas programáticas no logran sintonizar con las brechas, necesidades y oportunidades de la crisis hídrica”, pese a que la mayoría de las candidaturas reconoce el problema de la escasez.
“Existen múltiples propuestas con base técnica y pertinencia territorial, desarrolladas entre sectores públicos y privados, que deberían ser consideradas por los candidatos. El problema es que cada administración reinicia el trabajo, omitiendo avances previos”, afirmó Ulrike Broschek, directora de EH2030 y subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile.
La urgencia de una transición hídrica sostenida
Para Marcela Guillibrand, de Fundación Avina, la falta de continuidad en las políticas públicas y la escasa participación multisectorial siguen siendo los principales obstáculos. “Las realidades territoriales son diversas y, en algunos casos, críticas. Es necesaria una toma de decisiones acelerada, con continuidad en el tiempo”, señala.
Por su parte, Diego Luna Quevedo, representante en Chile de Fundación Futuro Latinoamericano, subraya que las soluciones deben ir más allá de la infraestructura tradicional. “Tenemos que ser capaces de ir más allá de los embalses y las desaladoras. Se requiere inversión pública en proteger ecosistemas hídricos, restaurar cuencas y aplicar Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN)”, explicó.
Desde EH2030 insisten en que las medidas de eficiencia hídrica y las SBN son herramientas costo-efectivas que aumentan la disponibilidad de agua y fortalecen la resiliencia climática.
Propuestas presidenciales: coincidencias y brechas
El debate sobre el agua atraviesa todas las candidaturas, aunque con diferentes énfasis. En general, existe consenso en que Chile enfrenta una crisis hídrica estructural, pero los caminos para enfrentarla divergen.
- Jeannette Jara propone un plan nacional que articule la acción del Estado, garantice el derecho humano al agua y compatibilice sostenibilidad y desarrollo.
- Evelyn Matthei plantea un Plan Nacional de Seguridad Hídrica, con foco en desalinización y embalses para asegurar el consumo humano y productivo.
- José Antonio Kast impulsa un modelo industrial de producción y reúso de agua, especialmente en el norte.
- Franco Parisi apuesta por embalses pequeños, tranques de infiltración y recarga de acuíferos, junto a una carretera hídrica interconectada.
- Johannes Kaiser propone expansión de plantas desalinizadoras para sectores productivos y urbanos.
- Harold Mayne-Nicholls impulsa un plan integral contra la sequía con reutilización de aguas grises y tratamiento de servidas.
- Marco Enríquez-Ominami busca crear una Agencia Nacional del Agua e imponer impuestos al uso intensivo.
- Eduardo Artés propone tecnologías de eficiencia y restauración de ecosistemas para enfrentar la desertificación.
Más allá de los diagnósticos
El consenso técnico es claro: el país necesita una gobernanza del agua de largo plazo, con visión territorial, continuidad institucional y responsabilidad compartida.
“No podemos seguir liderando rankings de brechas y filtraciones. La gestión del agua debe ser parte estructural del modelo de desarrollo”, concluye Broschek.
La escasez hídrica no distingue colores políticos. La diferencia estará en quién logre transformar los diagnósticos en políticas sostenibles, capaces de garantizar el agua para las personas, los ecosistemas y el futuro productivo del país.


