Por: Maximiliano Vega. CEO de Depa Ya!
El arriendo se ha consolidado en una solución a la vivienda de millones de chilenos, el sueño de la casa propia se ha ido disolviendo a medida que las curvas de distribución del ingreso de las personas y los precios de las viviendas se han ido separando cada vez con más fuerza, para no volver a unirse más.
Recientemente se presentó un proyecto de ley en la Cámara de Diputados que busca que las personas naturales puedan descontar de su impuesto a la renta hasta 8 UTM algo así como $6 millones de pesos, para personas con ingresos anuales no superiores a los 74 millones de pesos, tampoco podrán acceder al beneficio aquellos con 3 o más viviendas.
Pero, ¿cuáles son las posibles consecuencias de este proyecto de ley?, sin duda los precios podrán ver un alza reflejada en el valor de los arriendos y por qué no también en la venta, podríamos caer en un impuesto regresivo, es decir aquellos que ganan menos terminarán pagando proporcionalmente más, que aquellos que están instalados en los quintiles de mayores ingresos, en castellano mientras más bajo es el ingreso, mayor es el peso del impuesto en el sueldo, mientras que a mayor renta, menor es el peso del impuesto.
Es un problema país y hay que mirarlo en el mediano y largo plazo, la gente necesita un techo, deben desarrollarse iniciativas que se habían plantado en el país como el programa de casas asequibles, que se han desarrollado en otros países como los Estados Unidos o Inglaterra con bastante éxito.
Sin duda que el próximo gobierno debe tratar este tema como uno urgente y debe ser prioridad en la cartera de vivienda, esto se debe trabajar con las empresas, gobierno y gremios para sacar adelante un problema que solo irá creciendo con los años.
En el futuro, si usted mezcla en una juguera las expectativas de vida y los problemas severos de natalidad del país, obtendrá personas que deben resolver su “problema” de vivienda durante muchos años y gran parte de esos años en la tercera edad, con todo lo ello acarrea, ¿estamos preparados?, sin duda que no, entonces, ¿qué esperamos?, hagamos que las cosas pasen.
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