Con investigadores de España y Chile, se desarrolló el seminario “Vulnerabilidad a la sequía en bosques mediterráneos”, organizado por el Laboratorio de Dendrocronología y Estudios Ambientales de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).
La actividad se enmarca en el proyecto FOVI, iniciativa orientada a fortalecer la colaboración científica Chile–España para comprender los procesos de decaimiento, mortalidad y resiliencia de los bosques mediterráneos frente a las sequías intensas.
Durante la jornada se discutieron las respuestas ecofisiológicas a la sequía, los mecanismos de restauración post incendios y las estrategias de monitoreo y protección forestal, temas centrales para diseñar políticas de adaptación al cambio climático basadas en evidencia científica.
“El trabajo conjunto con colegas españoles en ecosistemas similares nos permite tener un punto de comparación y avanzar más rápido hacia los objetivos de estimación de la vulnerabilidad del bosque al cambio climático”, explicó Ariel Muñoz, director del Laboratorio de Dendrocronología y del Centro de Acción Climática PUCV.
El académico añadió que la cooperación internacional es clave para proveer información precisa a las decisiones públicas y de gestión forestal, especialmente en regiones que, como Chile central, experimentan déficits hídricos estructurales.
Ciencia aplicada para la gestión de los bosques mediterráneos
Chile es uno de los seis ecosistemas mediterráneos del planeta, al igual que la península ibérica. Ambas regiones comparten desafíos en torno a la conservación de la biodiversidad, la gestión del agua y la adaptación al cambio climático, lo que convierte esta alianza científica en una oportunidad estratégica.
Desde el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales de España, el investigador Jordi Vayreda presentó la ponencia “Un índice para evaluar el riesgo y la vulnerabilidad a la sequía de los bosques mediterráneos”, donde destacó que la diversidad de especies, edades y rasgos funcionales aumenta la resiliencia de los ecosistemas forestales.
Asimismo, expuso una herramienta desarrollada en el marco del proyecto LIFE RedBosques_Clima, que permite evaluar el riesgo de sequía en bosques mediterráneos y orientar la toma de decisiones en gestión forestal.
Sin embargo, advirtió que, pese a los avances, predecir la mortalidad de árboles sigue siendo complejo debido a la interacción entre especies, su entorno y los procesos de adaptación aún poco comprendidos.
Restauración y resiliencia de los ecosistemas post-sequía
La jornada también abordó los procesos de restauración ecológica tras incendios y sequías prolongadas. La investigadora Beatriz Duguy, de la Universidad de Barcelona, sostuvo que en algunos casos “si la vegetación se regenera espontáneamente tras un incendio, lo mejor es no intervenir, evitando alterar el territorio o generar costos innecesarios. Pero cuando hay pérdida de especies sin capacidad de respuesta, sí se debe actuar”.
Por su parte, Alejandro Venegas, de la Universidad de O’Higgins, presentó la ponencia “Rebrotes y resiliencia: dinámicas de recuperación post-sequía en los bosques mediterráneos chilenos”.
Según explicó, “lo más destacable es que todas las especies de Chile central rebrotaron después de las sequías, aunque con distinta intensidad, lo que demuestra una alta capacidad de regeneración en comparación con otros ecosistemas mediterráneos”.
En tanto, la académica Susana Paula, de la Universidad Austral de Chile e investigadora del Instituto de Ecología y Biodiversidad, analizó el impacto de la megasequía sobre el bosque esclerófilo. “En el fondo, las plantas que mantienen mejor la fotosíntesis son las más resistentes a la sequía, lo que nos permite identificar especies clave para restauración y manejo”, indicó.
Ciencia, territorio y adaptación climática
El seminario evidenció la necesidad de consolidar redes de investigación intercontinentales que permitan acelerar aprendizajes y construir soluciones basadas en la naturaleza. De este modo, el trabajo conjunto entre Chile y España fortalece la resiliencia de los ecosistemas mediterráneos y aporta conocimiento para diseñar estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático desde los territorios.
La generación de indicadores de vulnerabilidad y riesgo forestal, junto a la transferencia tecnológica entre instituciones, será fundamental para avanzar hacia una gestión sustentable de los bosques, capaz de integrar la ciencia con las decisiones públicas y privadas en materia de desarrollo territorial.


