Chile presentó en la COP30 su modelo de gobernanza climática, una estructura diseñada para integrar de manera sistemática la evidencia científica en la formulación de políticas públicas. El Comité Científico Asesor de Cambio Climático (C4) fue el encargado de exponer esta metodología en tres paneles realizados en los pabellones de Gobernanza Climática y Science for Climate Action, consolidando uno de los hitos más relevantes de la participación chilena en la conferencia.
Evidencia científica aplicada a políticas climáticas
El núcleo de la propuesta chilena se basa en dos pilares: la co-producción de reportes científicos temáticos y los Diálogos Científicos para la Acción Climática. Ambos procesos buscan generar insumos robustos, territorialmente pertinentes y socialmente legitimados.
“Demostramos que la ciencia puede incidir directamente en la política climática cuando existe una institucionalidad que sostiene el diálogo”, señaló Sandra Cortés, presidenta del C4, en el panel principal del 13 de noviembre.
Durante su exposición, el comité detalló que la elaboración de cuatro reportes temáticos —Nexo Agua-Energía-Alimentos, Salud y Clima, Economía Circular y Nexo Océanos-Clima-Biodiversidad— convocó a casi 500 investigadores en un periodo de ocho meses.
El reporte sobre Salud y Clima fue uno de los más destacados por su impacto en la planificación de riesgos y adaptación. “El proceso permitió producir evidencia con pertinencia territorial y relevancia inmediata para la toma de decisiones”, agregó Cortés ante delegaciones de América Latina, Europa y organismos multilaterales.
Reportes temáticos y diálogos regionales marcan presencia del C4 en la COP30
El segundo componente del modelo chileno se basa en los Diálogos Científicos para la Acción Climática, instancias realizadas en Concepción, Valdivia, Valparaíso, Antofagasta y Punta Arenas. En total, más de 300 participantes —académicos, estudiantes, docentes y divulgadores— abordaron brechas de información, prioridades territoriales y mecanismos para fortalecer la interfaz ciencia-política en sus respectivas regiones.
Según el comité, estos diálogos aportaron evidencia participativa clave para reforzar la implementación del Acuerdo de París. “Los territorios requieren herramientas que permitan traducir la ciencia en decisiones locales, y estos diálogos muestran una ruta concreta para lograrlo”, afirmó Elisabeth Gilmore, académica de Carleton University e integrante del IPCC.
A estas actividades se sumó la participación de Francisca Cortés Solari, presidenta ejecutiva de Fundación Meri y de Fundación Filantropía Cortés Solari, quien destacó el rol de las alianzas público-privadas en la gobernanza climática. Su intervención reforzó la relevancia de conectar investigación, educación y política climática.
La presencia del C4 en la COP30 permitió posicionar el modelo chileno de gobernanza climática como una referencia internacional para países que buscan institucionalizar la relación entre ciencia y políticas públicas. Además, abrió espacios de cooperación con instituciones científicas internacionales, fortaleciendo redes para la co-producción de conocimiento y la participación territorial.
Con su participación, Chile reiteró que la acción climática efectiva requiere evidencia científica robusta, pertinencia territorial y procesos participativos capaces de integrar múltiples actores. Para el comité, este enfoque constituye una base esencial para avanzar en las metas del Acuerdo de París y en la construcción de políticas climáticas socialmente legitimadas.


