Con la próxima COP30 en Belém do Pará, Brasil, el debate global sobre el clima y la biodiversidad entra en una fase decisiva. A una década del Acuerdo de París, WWF plantea que la cumbre debe marcar un nuevo pacto basado en justicia, equidad y solidaridad, con foco en la transformación del financiamiento climático, la adaptación efectiva y la transición energética justa.
La urgencia se acentúa tras un año en que el planeta superó por primera vez el límite de 1,5 °C de calentamiento global, intensificando olas de calor, incendios, sequías y pérdida de ecosistemas. Este contexto, advierte la organización, demanda una acción climática transformadora con efectos medibles en las personas y la naturaleza.
América Latina y Chile ante la triple crisis ambiental
La región latinoamericana, pese a concentrar más del 40 % de la biodiversidad del planeta, recibe menos del 10 % del financiamiento climático mundial. Esta brecha limita las capacidades de mitigación y adaptación frente a una crisis que combina cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.
“La COP30 en Belém debe marcar un punto de inflexión, necesitamos un nuevo pacto financiero que reconozca el valor de nuestra naturaleza y garantice justicia, equidad y acceso directo a los recursos”, afirma Roberto Troya, vicepresidente senior y director regional de WWF para América Latina y el Caribe.
En el caso de Chile, el desafío se traduce en acuerdos territoriales que compatibilicen desarrollo y conservación. Según Ricardo Bosshard, director de WWF Chile, “estamos en un momento crucial que requiere decisiones aterrizadas en los territorios, con impactos verificables que generen resiliencia y beneficios equitativos para las comunidades”.
Financiamiento justo y transición energética centrada en las personas
WWF propone que la COP30 adopte tres compromisos prioritarios para la región. Primero, detener y revertir la deforestación antes de 2030, consolidando el Fondo para la Conservación de los Bosques Tropicales e integrando el Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal.
Segundo, avanzar hacia una adaptación efectiva y medible, fortaleciendo la Meta Global de Adaptación, con indicadores robustos que integren conocimientos científicos y saberes locales.
Tercero, promover una transición energética justa, eliminando progresivamente los combustibles fósiles y fortaleciendo las energías renovables, con empleos dignos, desarrollo local y acceso equitativo a la energía.
“La acción climática debe estar conectada con la vida real de las personas”, enfatiza WWF al respaldar la agenda de mutirão —colaboración colectiva— impulsada por la presidencia brasileña. Este enfoque busca reforzar el multilateralismo y conectar a gobiernos, comunidades y sector privado en una acción coherente y transformadora.
Hacia un nuevo pacto global desde Belém do Pará
La celebración de la COP30 en la Amazonía, donde nacieron las Convenciones de Río hace tres décadas, tiene un alto valor simbólico. Para WWF, este encuentro puede reactivar la confianza en el multilateralismo y fortalecer la coherencia entre los acuerdos de clima, biodiversidad y desertificación.
La organización plantea que las decisiones deben venir acompañadas de financiamiento transformador, transparente y accesible, priorizando a pueblos indígenas, comunidades locales, afrodescendientes, mujeres y juventudes. Solo así será posible avanzar hacia una acción climática integral, donde la naturaleza y las personas sean el centro de la respuesta global.


