[Opinión] La cultura de la basura

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Por: Antonio Santana R. Periodista UACh, Diplomado en Comunicación Estratégica y en Gobierno y Gestión Pública


Valdivia, la mejor ciudad para vivir, capital latinoamericana de la cultura, la perla del sur y quizás por algunos la comuna más linda de Chile. Galardones y flores a los pies nos sobran, es más, los turistas en su mayoría no se quedan con una imagen negativa cuando nos visitan. El problema surge cuando “la política social de la improvisación” intenta dar cátedra y resulta lanzando el escupo al aire.

A un poco más de 2 semanas de la puesta en marcha de los Scooters eléctricos en la comuna de Valdivia, hemos evidenciado que el fenómeno social del “juguete nuevo” tiene arma de doble filo; primero, porque quedó demostrado que no existe cuidado por lo nuevo, ni menos cultura de implementar ejercicios y hábitos más bien primermundistas en relación a la realidad que vivimos cada día.

Sólo para aportar como dato duro, a principios de este año el Ministro de Economía junto a la  Asociación Nacional Automotriz de Chile (ANAC) dieron a conocer una cifra verdaderamente insólita; Chile aumentó un histórico 15,6% en venta de automóviles durante el año 2018 en relación a 2017. La región de Los Ríos no quedó fuera de este análisis estadístico, dado a que fue la que más creció con un 48% seguida de la región de Atacama y Coquimbo.

Como ciudadanos del sur de nuestro país, ¿tenemos conciencia de lo que realmente estamos provocando? El incremento del parque automotriz es sólo un ingrediente, sumado a que las condiciones de las calles en Valdivia cada vez empeoran y que no hay tampoco un visión o plan de contingencia concreto ni del municipio al gobierno, ni menos del gobierno a los estamentos pertinentes a financiar estas problemáticas.

El pasado lunes 8 de abril comenzó la marcha blanca de los scooters eléctricos a cargo de la empresa norteamericana Frog, dispositivos de movilización urbana que con su dotación de 100 unidades llegan a “alivianar” la congestión vehicular o al menos a ser un atractivo para la ciudadanía. Fue tan atractivo que en su primera jornada de marcha, 90 de ellos los dejaron dentro de sus casas, procedimiento que no considera la empresa para el uso de dichos dispositivos. Sumado a ello, la destrucción y deterioro mal intencionado de algunos usuarios lo cual generó el repudio de muchas personas a través de las redes sociales y la opinión pública.

Me pregunto, ¿Valdivia está preparado para este tipo de implementaciones? Si analizamos el aspecto cultural, claramente quedó en evidencia que no existe la suficiente información ni valoración que una iniciativa como esta debiera tener. Además, convengamos que estos aparatos desde el 17 de abril tienen un costo de uso elevado para el bolsillo promedio; $400 por desbloqueo del dispositivo y $100 por cada minuto de uso.

Por otro lado, su circulación no excede los 25 kilómetros por hora, lo cual es casi incompatible con la fisionomía vial de la ciudad, sobre todo el sector céntrico. Dicho esto, las visiones a veces primermundistas deben ser el producto de procesos y cambios culturales, no de un día para otro.

Sin ir más lejos, esta semana en Las Condes lanzaron el “Plan Holanda, Vías Naranjas” estableciendo perímetros de velocidad en puntos de doble vía en la comuna de la Región Metropolitana, iniciativa que igual busca dar espacio al uso de la bicicleta y scooters, medios de transportes que en Valdivia si cuentan con ciclovías; el problema radica en que algunos usuarios simplemente no los utilizan y resulta siendo un dolor de cabeza para el tráfico de automóviles en hora punta dado a que las calles son cada vez más angostas. ¿Cómo dejar contentos a todos?

Efectivamente nos estamos matriculando como una cultura más ligada a la basura, a la práctica poco solidaria y abogada de los efectos contaminantes que día a día nos ahogan. Compramos más autos, sabiendo que cada vez hay menos estacionamientos o lugares donde dejar el vehículo en la comuna, queda mucho por aprender e ir transformando a esta ciudad como la mejor para vivir.

De hecho, hace unos días alumnos de la Escuela Francia instalaron BiblioParaderos en puntos céntricos de la ciudad para que cualquier persona pueda dejar o tomar gratis un texto y contribuir al fomento de la lectura. Los alumnos llamaron a la ciudadanía a cuidar y dar buen uso a la iniciativa, esperamos que Valdivia con cosas como éstas empiece a dar el ejemplo.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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