La transformación urbana, social y económica de Alto Hospicio: “Miradas hacia el futuro”

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Por: Gonzalo Prieto Navarrete. Sociólogo y Máster en Medio Ambiente: Dimensiones Humanas y Socioeconómicas de la Universidad Complutense de Madrid. Concejal de la comuna de Alto Hospicio


Alto Hospicio será en el los próximos años escenario de profundos cambios en materia urbana, lo que deviene en cambios sociales y económicos para la emergente ciudad de Tarapacá. La carretera que unirá Iquique y Alto Hospicio en un segundo acceso, la construcción del Hospital en el sector sur, el proyecto avenida las parcelas, el parque Santa Rosa y el Cesfam del mismo sector transformarán no sólo la urbanidad, también el tejido social y la movilidad de quienes habitan en la comuna.

La presente es la primera de varias columnas que pretenden dar una aproximación a los impactos positivos y negativos de la culminación de las obras, de los posibles problemas asociados a sectores que queden rezagados como es el caso del sector del Boro, y la tarea que debemos acometer las autoridades y el sector público en general para evitar y mitigar los impactos no deseados.

La carretera y el Hospital.

Una de las obras más importantes que está por concluir es el segundo acceso que une Alto Hospicio y la ciudad capital de Iquique. Las ciudades están divididas por la actual carretera ruta 16, y hoy son escenario constante de congestión y largas filas de tacos cada vez que en un punto de la ruta se produce un accidente. La solución es la nueva carretera de 4 pistas, una mega obra de 107 millones de dólares que abrirá una nueva etapa en la conectividad regional, pero que traerá consigo el aumento en el precio del suelo en la zona sur de la ciudad de Alto Hospicio. Es más, ya existe la construcción de varios proyectos inmobiliarios privados que ofrecen a la comunidad viviendas por sobre las 2000 UF.

Una comuna que sólo destacaba por las tomas de terreno, las vivienda sociales básicas y una alta vulnerabilidad según indican varios indicadores como la CASEN, hoy comienza a emerger una clase media incipiente de profesionales y técnicos jóvenes que no tienen acceso a precios de la vivienda en la ciudad de Iquique, pero que si pueden acceder a estos precios en Alto Hospicio.

Estará por verse cuántas personas ya residentes en Alto Hospicio son o serán los dueños de esas nuevas viviendas, y cuántos de ellos provienen de Iquique por la razón que ya explique. La gentrificación del sector Sur de Alto Hospicio supondrá nuevas redes asociativas, otro capital cultural y por supuesto una demanda hacia el sector público local distinto al acostumbrado hasta ahora por las autoridades y el sistema público.

La carretera trae mejor conectividad, más seguridad, menos tiempos de traslado, mayor acceso a bienes y servicios que provienen de ambas ciudades, pero a cambio encarecen el suelo, donde parece haber mucho, pero en realidad no es tanto. Donde el propio Ministerio de la Vivienda le ha tenido que comprar al Ejército para poder realizar proyectos de vivienda pública. Es necesario planificar con sentido equilibrado e inclusivo, de lo contrario vamos a construir como ha ocurrido en muchos lugares, dos ciudades diferentes.

A un costado del nuevo acceso a la ciudad se encuentra el que será el nuevo Hospital de Alto Hospicio. El recinto de salud ya comenzó su etapa de urbanización y se han anunciado los primeros 9.000 millones para su construcción este próximo año. Su término será en unos años más, pero coloca presión en los precios del terreno cercano, aumentándolos y generando especulación en el sector, se configura así un nuevo sector sur, más caro, donde menos personas podrán acceder a vivir allí. Será paradójico que una de las comunas con más gente viviendo en tomas de terreno, comience a generar proyectos inmobiliarios donde sus habitantes no podrán vivir a unos kilómetros más allá de su actual toma. Mi impresión es que nadie está planificando la mitigación de los impactos negativos en el crecimiento urbano de Alto Hospicio.

En mi próxima columna tocaré los otros proyectos que cambiarán la configuración urbana y social de la comuna y de la cual debemos hacernos cargo sino queremos cometer los errores del pasado, y es que el mercado planifique las ciudades, y donde los cuantiosos recursos públicos puestos a disposición de todos sean sólo disfrutados por unos pocos. La ciudad debe crecer también con justicia y sostenibilidad.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

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