Alumna de primer año de medicina de la Universidad de O’Higgins, es un ejemplo de esfuerzo, convicción y pasión a la hora de plantearse metas y, por sobre todo, cumplirlas
Con un alto promedio de notas en la carrera de medicina de la Universidad de O’Higgins, una asistencia a clases impecable y un espíritu de superación a toda prueba, Karla Vásquez Curilem le ha dado un nuevo significado a la palabra esfuerzo.
Se trata de una joven con un tremendo y positivo carácter, poseedora de un liderazgo innato y de una historia de vida donde sobresalen el amor de su familia y su capacidad para salir adelante, pero “no a medias” como ella misma señala, “porque si te esfuerzas de verdad puedes volar muy alto”.
Para conocer su historia, Poder y Liderazgo conversó con esta joven que le está dando una lección a la vida… ¡Todo es posible!
Karla es una de las 301 estudiantes de la UOH que cuentan con gratuidad total gracias a la implementación de una iniciativa que ha llevado adelante el Gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet y que ya ha beneficiado -a nivel nacional- a más de 262 mil 140 estudiantes, de los cuales cerca de 13 mil son de la Región de O’Higgins.
Egresada del Liceo Óscar Castro, “durante toda mi educación mi mamá fue mi gran apoyo, acompañándome a diario al colegio, ayudándome y alentándome a jamás dejar mis sueños y siempre seguir adelante. Gracias a ella, hoy sé que puedo y que lograré mis metas, y que mi discapacidad no es un obstáculo para seguir adelante”. Así, con una sonrisa y alegría de vivir a toda prueba, Karla es un ejemplo de cuán lejos se puede llegar.
La historia de Karla Vásquez es sin duda una historia de superación, de esfuerzo. Padece de mielomeningocele (espina bífida), que es un defecto de nacimiento que afecta el sistema nervioso central. “Mi enfermedad no ha sido un obstáculo, al contrario, me ha hecho más fuerte, más perseverante, y si bien antes cuando salí de cuarto medio me frustré porque no pude seguir estudiando, no obstante, me había ganado una beca en la Universidad Católica en Santiago, pero mi mamá estaba enferma y no me pudo acompañar, y sola no tenía como hacerlo. Así que ahí quedaron mis sueños, pero en el fondo de mi corazón sabía que algún día se daría la oportunidad, y se dio. La Universidad de O’Higgins me cambió la vida y tener la gratuidad fue como sacarme la lotería”.
“Actualmente mi abuelita, a quien yo le digo mamá con mucho amor y gratitud, no me puede acompañar a la universidad, y mi tía me ayuda con ello, y cuento con muchos compañeros en la UOH muy solidarios, pues no puedo trasladarme sola. En todo caso, mi mamá, a su avanzada edad, sigue apoyándome día a día, acompañándome en las noches, preparándome un café y recordándome que puedo, que salir adelante depende de mí; que mi enfermedad no debe ser un obstáculo, que tengo mucho porque vivir y mucho para aportar a la sociedad. Soy una convencida que mi esfuerzo, así como el de mi familia darán sus frutos y que me convertiré en una doctora profesional y muy humana, porque la vida así me lo enseñó”.
No todos los días se conocen a jóvenes tan empoderadas en lo que hacen y tan convencidas de sus metas y desafíos, pero en especial, tan agradecidas de la vida y de las oportunidades. “Pero nada es gratuito, todo se logra con una buena cuota de esfuerzo. A veces mis amigos me dicen “oh, te sacas puros 6 y 7 en la universidad, eso es increíble, que suerte tienes”, pues no, no es suerte, es el resultado de largas jornadas de estudio y de no tranzar ni claudicar en mis metas”.
Así, con esta mezcla de carisma y capacidad, la dejamos en la UOH, donde se le ve acompañada de amigos y libros, donde con el apoyo de sus compañeros se desplaza por los pasillos y jardines, en su cuerpo bajito y menudito, y con esa sonrisa que hace aún más bello su rostro. De seguro Karla es una inspiración para quienes tienen la oportunidad de conocerla, y de seguro en el futuro escucharemos de grandes cosas que hará esta joven rancagüina que le está diciendo a la vida “Yo puedo”.
