Aborto y vigencia del “pareo” parlamentario

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Por: Carlos Cantero O. Geógrafo y Doctor en Sociología, fue VicePresidente del Senado, Diputado y Alcalde


El pareo es una institución parlamentaria, reconocida en los reglamentos de ambas Cámaras. Se trata de una situación excepcional y justificada por el impedimento de un (a) Parlamentario (a) para asistir a votar. No puede ser habitual ya que se supone que estos deben estar en el Parlamento para Legislar, es decir, sancionar los temas con su voto en las respectivas Cámaras.

Se trata de un acuerdo entre dos parlamentarios(as) de distintas bancadas o comités, que se aplica para el caso cuando uno de ellos debe ausentarse por causas de fuerza mayor, aplica por un tiempo breve y definido. Permite argumentar en el debate para aquel que está presente, pero, se debe inhibir de votar.

Durante toda mi vida Parlamentaria siempre se hizo la excepción cuando se trataba de la votación de normas de quorum calificado o de reformas constitucionales, en los que automáticamente se suspendía la vigencia del Pareo. Este tipo de acuerdos se acredita frente al secretario de la Corporación (Ministro de Fe), por escrito y con la firma de los dos parlamentarios y la firma adicional de cada Jefe de Bancada o Comité a que pertenecen los parlamentarios.

Parearse con el propósito de evitar asumir la responsabilidad de su votación en un tema complejo y controvertido frente a la ciudadanía, es un acto de corrupción ideológica, es un engaño, una colusión abusiva y evasiva de sus responsabilidades éticas, morales y políticas. Es legítimo votar a favor, o en contra, incluso abstenerse en la sala. Pero, usar artilugios para no asumir responsabilidades políticas y cívicas es un acto repudiable, esconder el pensamiento o juicio que funda su actuar y, además, no actuar en sus responsabilidades es una negligencia inexcusable.

Parearse para eludir las responsabilidades políticas de su voto -de su rol Parlamentario y Legislador- para el cual fue elegido y por lo que se le paga la dieta, es equivalente a aquel Parlamentario(a) que premeditadamente se ausenta o no asiste a una votación, lo que implica darle la espalda a su sector y darle la mayoría a la otra corriente, pero, desde una seudo impunidad. Un acto de inconsecuencia democrática y un aborto político. A diferencia de la mujer que al abortar asume todas las consecuencias de su decisión y enfrenta sus crudas circunstancias.


El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la visión ni línea editorial de Poder y Liderazgo.


 

 

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